Ya no son las lluvias, ni las sequías, ni los caprichos del mercado. La mayor amenaza del potente sector agrario estadounidense ha salido esta vez de los despachos de la Casa Blanca, según denuncian agricultores y granjeros de todo el país. Desde finales de 2024, el campo atraviesa una de sus peores crisis, provocada por las distintas reacciones que han suscitado las políticas del presidente Donald Trump. Por un lado, los productores han visto cómo caían en picado las exportaciones de algunos de sus productos, especialmente las de soja, pero también las de carne de vacuno, las de cerdo y las de productos lácteos. Por otro, han tenido que pagar más caros que nunca los fertilizantes, los abonos y otros productos importados. Y por si todo ello fuera poco, en tercer lugar, han sufrido las consecuencias de las leyes antiinmigración del republicano y se han encontrado, de la noche a la mañana, sin la mano de obra necesaria para afrontar las cosechasSeguir leyendo....