Los serbios vuelven a las calles en el primer aniversario de la tragedia de Novi Sad

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La población serbia ha vuelto a las calles este fin de semana, coincidiendo con el primer aniversario de la tragedia de Novi Sad, suceso que se saldó con la vida de 16 personas por el derrumbamiento de una marquesi na en la estación de tren y que desencadenó las mayores protestas en el país balcánico de los últimos años, que han estado lideradas por estudiantes. Miles de personas iniciaron este jueves desde Belgrado una marcha de dos días (90 kilómetros) hacia la ciudad septentrional de Novi Sad, donde los 'Estudiantes en Bloqueo' convocaron una concentración pacífica para este sábado. Sin embargo, los asistentes están llegando también desde otras ciudades del país: desde Nis, en el sur y a 340 kilómetros, acude también un grupo que viaja en bicicleta. Hasta ahora, el camino a Novi Sad ha transcurrido sin incidentes, a diferencia de ocasiones anteriores. Mientras tanto, las autoridades han organizado varios homenajes y actos conmemorativos a las víctimas, según la cadena de televisión estatal RTS, que no ha precisado en qué consisten estos eventos. El 1 de noviembre de 2024 a las 11.52 horas se derrumbó la marquesina de la estación y causó en el momento la muerte de 14 personas, mientras que otras dos que habían resultado heridas sucumbieron semanas después en el hospital. El edificio de la estación se había construido en 1964 pero había sido renovado entre 2021 y 2024 por parte de una contratista china. El Gobierno de Serbia declaró el 2 de noviembre como día de luto , mientras que las autoridades de Novi Sad decretaron tres días de duelo. Tras ello, comenzaron varias protestas ciudadanas espontáneas que denunciaban la corrupción en las instituciones, pero que se extendieron por el país a pesar de la represión de las autoridades, que acusan a los manifestantes de recibir financiación extranjera. No obstante, llegaron a provocar la caída del gobierno de Milos Vicevic a finales de enero de 2025. Tras la renuncia del primer ministro, los manifestantes no cesaron sus protestas y lograron su marcha antigubernamental más masiva en la historia del país el 15 de marzo en la capital, Belgrado, con más de 300.000 asistentes. Sin embargo, hubo denuncias de que las autoridades habían utilizado cañones de sonido para disolverlas, pero el presidente, Aleksandar Vucic, aseguró que si se demostraba presentaría su dimisión. Justo un mes después, las marchas vivieron una nueva fase, al llegar más allá de las fronteras serbias, cuando un grupo de estudiantes cruzó el continente y llegó hasta la ciudad francesa de Estrasburgo. Posteriormente, acudieron a Bruselas, todo ello con la intención de llegar a las instituciones europeas y enviar el mensaje de que la crisis democrática requiere el compromiso europeo. Algunos ciudadanos serbios se reúnen regularmente en distintos puntos de Serbia, siempre a la misma hora, a las 11.52 horas, momento en el que ocurrió el suceso. El símbolo de las protestas es una mano roja, en ocasiones acompañada de pintura que representa sangre: «Tus manos están manchadas de sangre», denuncian, dirigiéndose a las autoridades. Por su parte, la Fiscalía imputó a trece personas, incluido el exministro de Construcción, Infraestructura y Transporte Goran Vesic y a antiguos responsables de la empresa ferroviaria estatal, por su posible responsabilidad en el derrumbe. Fueron acusados de delitos graves contra la seguridad pública pero no se ha fijado fecha para el juicio y se han generado dudas sobre el proceso judicial. Los 'Estudiantes en Bloqueo', organizadores de las protestas, han seguido insistiendo hasta ahora en sus demandas: la publicación de la documentación completa relativa a la reconstrucción de la estación de tren de Novi Sad; la desestimación de los cargos contra los estudiantes detenidos durante las protestas tras el derrumbe; y la presentación de cargos penales contra quienes «agredieron» a estudiantes. En un primer momento, también incluyeron entre sus demandas un aumento del 20% del presupuesto estatal para educación superior, y posteriormente han exigido una «investigación exhaustiva por parte de las autoridades competentes» para determinar «todas las circunstancias y responsabilidades relacionadas con los hechos que provocaron temor y pánico el 15 de marzo». El presidente serbio declaró en un discurso a la nación realizado en la víspera que su «verdadero deseo» es que la jornada «transcurra en paz y respecto», mientras que ha pedido «disculpas» por sus «errores» y ha hecho un llamamiento al diálogo. «Un año después de aquel terrible día, puedo decir que muchos en nuestra sociedad cometimos errores graves. Incluyéndome a mí», reconoció. «Hace un año, nuestro país sufrió una gran tragedia (...) Nuestro país desde entonces se ha visto profundamente afectado. Dieciséis almas inocentes que no habían hecho nada malo, que, sin sospechar lo que ocurriría aquel viernes, vivían sus vidas lo mejor que podían, se encontraron bajo el techo de la estación», manifestó. En este sentido, Vucic ha dicho que comprende «la indignación, especialmente la de las familias» de las víctimas, y ha dicho que espera «sinceramente» que «encuentren respuesta a sus preguntas, de manera que se haga justicia a las familias y a toda la población serbia». «Lo importante no es solo averiguar qué sucedió exactamente y por qué, sino también cómo evitar que se repitan atrocidades similares», sostuvo. El jefe de Estado dijo que iría a la Iglesia a rezar y encender una vela por cada una de las víctimas. «Sé y comprendo que, en momentos de duelo, algunas personas buscan consuelo en reuniones, en las calles, plazas y otros lugares. Cada quien lo recuerda y cada quien expresa su duelo como mejor le parece. Siempre que se haga de manera pacífica y legal, con respeto y consideración hacia los demás, lo apoyo plenamente», expresó.