Sabedor del interés que despiertan los relojes de lujo entre los coleccionistas, el director de cine Francis Ford Coppola (86 años) ha anunciado esta semana su intención de subastar algunos de su colección personal. Unas valiosísimas piezas que saldrán a la venta el 6 de diciembre a través de la casa de subastas Phillips de Nueva York. Entre las piezas se encuentra una auténtica joya: el F.P. Journe FFC. Un diseño único que creó el propio Coppola junto al prestigioso relojero francés Françoise-Paul Journe . El célebre director es el creador del boceto y le pidió al experto la ejecución de esta pieza. Su precio estimado es de un millón de dólares. Debido a su complejidad, el reloj no pudo ser entregado hasta nueve años después y está considerado como el primero de la historia en emplear una manilla autómata para indicar las horas. Además de la 'joya de la corona', el cineasta se desprenderá de otros seis relojes más de su colección, entre los que se encuentra el FP Journe Chronomètre à Résonance de platino que su mujer Eleanor , fallecida en abril del pasado año, le regaló en 2009. El motivo que le ha llevado al guionista, productor y director estadounidense a desprenderse de esta parte de su patrimonio -con tanto simbolismo y valor sentimental para él- ha sido su necesidad de recaudar dinero para poder seguir engendrando y promoviendo el cine, su principal propósito en la vida. El director de las tres entregas cinematográficas de la saga 'El padrino' y guionista de la tercera, se enfrenta nuevamente al tremendo obstáculo de la falta de financiación. «Necesito conseguir algo de dinero para mantener el barco a flote», ha declarado en una entrevista con el periódico 'The New York Times'. Y es que pese a su avanzada edad y tras los duros reveses que ha sufrido en las últimas décadas, Coppola no ha perdido su deseo irrefrenable de seguir creando. Un triunfador italo-americano de Hollywood como Brian de Palma , Martin Scorsese , Robert de Niro o Sylvester Stallone , que no pasa por su mejor momento. Por ello, esta no es la primera vez que sacrifica parte de sus bienes, por hacer realidad su sueño, con una consecuente notable disminución de la herencia a sus hijos. Ya lo hizo con 'Megalópolis' (2024), su proyecto más ambicioso, financiado íntegramente con su patrimonio. Todo ello para cumplir una original idea y un ambicioso proyecto que llevaba más de cuatro décadas concibiendo. Lo gastó todo y el resultado final fue una película con cierta incomprensión de la crítica y un estrepitoso fracaso en taquilla. Una gran decepción que culminó con el Razzie, el premio al peor director del año. «No tengo dinero porque invertí todo el que pedí prestado para hacer Megalopolis», reconoció el pasado mes de marzo durante la grabación de un podcast. La película no logró remontar su elevado coste de 120 millones de dólares, recaudando poco más de 12 millones en todo el mundo. Tras haber vendido incluso sus queridos viñedos en la zona californiana de Napa para cubrir los gastos, el ganador de cuatro premios Oscar reconoció encontrarse una vez más en la ruina: «Usé mis últimos 100 millones de dólares. Sé que suena raro, pero normalmente la gente que hace cosas así tiene mil millones», declaró en una entrevista. Muchos achacan este fracaso a su deseo de agradar al público y sus dificultades para conectar con las nuevas generaciones. Una auténtica montaña rusa del cine con la enorme capacidad de lograr el éxito o el fracaso con la misma magnitud. «Cada película que hice fue un fracaso más grande que el anterior. En cada una yo quería agradar a todos y entonces conseguía un fracaso aún más importante», reconoció en una entrevista con este periódico en 2009. «Sé que me ven como un viejo que sigue vivo, como una especie de Hemingway aún vivo. Gracias a eso consigo el respeto de la gente, aunque siempre me recuerdan que mis películas eran mejores antes», añadió. Y sobre su perpetua amenaza de quiebra, el cineasta confesó que «no podría hacer películas si no fuera rico, porque nadie me daría el dinero necesario. No hago el tipo de cine que esperan». Esto le llevó a alejarse durante un tiempo de la industria, adoptando una actitud de semi retiro, centrado en otros intereses como la producción de vino. Aunque esta afición y ocupación no le duró demasiado. Y es que, por algún motivo indescifrable, a Francis Ford Coppola nunca le terminó de convencer el trabajo que hizo con 'El Padrino', su gran obra de arte. Para él, la película fue un error en su vida que le obligó a traicionar su idea del cine. Y por eso no le guarda tanto cariño como otros títulos sin éxito con producciones carísimas como 'Corazonada', el desastroso musical que le llevó a una de sus primeras ruinas económicas. Algo parecido le pasó también con 'Apocalypse Now', una obra que le costó más de 30 millones de dólares de la época, o sea, lo que ganó con los dos 'Padrinos' y su parte de beneficios de 'La guerra de las galaxias'. Aunque en este caso no cayó en saco roto y consiguió que la película fuese todo un éxito. «No hay arte sin riesgo», sentenció una vez. Una fortaleza y vigor con el que demuestra al mundo que, a veces, arruinarse merece la pena. En todo caso, y con sus luces y sombras, nadie puede dudar que Coppola ha conseguido convertirse en un cineasta reconocido y que impone aún hoy, en cierto sentido, un respeto reverencial.