Durante casi tres décadas nadie volvió a verlo. Hoy, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza confirma lo inevitable: el zarapito fino, un ave migratoria que recorría de Siberia a Marruecos, ha desaparecido para siempre. Su pérdida no llega sola: es el reflejo de un mundo que está perdiendo su música alada más rápido de lo que imagina.