La vivencia de lo tedioso es patológica hasta el extremo de relacionarse a la enfermedad . El aburrimiento y la soledad no es pecada minuta. Porque pese a que suene exagerado aquello de morir de aburrimiento , no lo es tanto según la literatura científica. Y es que cuanto más aburrido es tu día a día, tu esperanza de vida es más corta. Lo justifica la investigadora y doctora en Filosofía Josefa Ros en su ensayo 'La enfermedad del aburrimiento' (Alianza) y lo corroboran numerosos estudios a los que hace referencia en una de sus últimas publicaciones el doctor Sebastián La Rosa , que comparte en las plataformas digitales sus conocimientos sobre alimentación, longevidad, hábitos saludables y bienestar integral. Ambos conceptos están estrechamente vinculados desde el punto de vista científico, que muestra que la sensación de estar solo de manera crónica tiene un impacto negativo muy importante en la salud física y mental de las personas mayores. Y es que hablamos que más que un simple sentimiento, la soledad prolongada puede afectar al cuerpo y mente, acelerando el envejecimiento biológico y aumentando el riesgo de enfermedades graves y muerte prematura. Según explica el divulgador argentino, alrededor del 85% de los resultados en términos de bienestar y longevidad pueden alcanzarse con tres pilares fundamentales : un sueño de calidad, alimentación equilibrada y actividad física regular. Unos componentes, aunque a simple vista sencillos, representan una poderosa combinación capaz de prevenir enfermedades, aumentar la energía vital y optimizar los procesos biológicos que determinan la duración y calidad de la vida. De la Rosa advierte que hay un nuevo factor que adquiere cada vez mayor relevancia en el campo del envejecimiento: el aislamiento psicosocial . Este fenómeno, describe, no solo implica estar físicamente solo, sino la percepción interna de desconexión con los demás. Es decir, sentirnos solos, aunque estemos rodeados de personas, tiene efectos biológicos similares a los de otras formas de estrés crónico . «Hoy se sabe que el aislamiento psicosocial puede acelerar el deterioro tanto como una mala alimentación o la falta de ejercicio», afirma en un vídeo publicado en su cuenta de Tik Tok. Las investigaciones actuales muestran que la soledad prolongada puede alterar marcadores inflamatorios, afectar la función inmunológica y acelerar el deterioro celular, contribuyendo a un envejecimiento prematuro. «Envejecer bien no es solo vivir más años, sino vivirlos con sentido, con vínculos y con propósito», indica el experto, que ahonda en que fomentar la conexión social es clave para una vida más saludable y longeva. Algo que destaca además en el libro 'Guía para vivir sanos 120 años' Manuel de la Peña, cardiólogo y director de la Cátedra del Corazón y Longevidad del Instituto Europeo de Salud y Bienestar social, con la importancia del pensamiento positivo. La conexión con los demás, la pertenencia a una comunidad y el intercambio afectivo se convierten así en elementos terapéuticos y preventivos. La soledad crónica está asociada a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer, presión arterial alta, obesidad, depresión, ansiedad y problemas cognitivos como el deterioro cognitivo y la demencia, incluyendo el Alzheimer. Además, las personas solas suelen adoptar conductas menos saludables, como fumar, beber alcohol en exceso, tener una dieta poco saludable y moverse menos, lo que agrava aún más su estado de salud. La inflamación crónica y la alteración del sistema endocrino, con niveles elevados de cortisol (la hormona del estrés), son mecanismos biológicos que vinculan la soledad con el deterioro físico y el envejecimiento acelerado.