La profesión nació en los años 80 al amparo de colectivos sociales y cooperativas, de forma casi amateur. Su función era auxiliar a los necesitados de atención por falta de salud o autonomía."Desde niños con síndrome de Down o parálisis cerebral hasta ancianos que simplemente ya no pueden valerse". Desde un extremo de la vida al otro. "Lo cubrimos todo: dependientes, discapacitados, enfermos, ancianos".Con los años, la formación profesional se consolidó, el oficio creció, las empresas se empezaron a interesar por ofrecer este servicio en sus catálogos y el "boom llegaba en 2007, con la Ley de Dependencia, ahí cambió todo y los usuarios empezaron a crecer".A pesar de esa evolución, ligada también a un acelerado envejecimiento de la población, casi 50 años después de su aparición, la ayuda a domicilio es una figura "casi desconocida" por la mayoría de la población."Nadie sabe lo que hacemos" dicen casi a coro Loli Santaella, su tocaya Dolores, Rosa Morales, Diego Asensio o Eva Méndez, auxiliares, currantes de base en el servicio de ayuda a domicilio de Cádiz.Las auxiliares aseguran que la municipalización es la única salida al conflicto. REYNA Ellos, como sus compañeros, están llamados a protestas, concentraciones incluso a huelga a partir del 20 de octubre en Cádiz. Los incumplimientos de la nueva empresa concesionaria del servicio municipal, la firma onubense Óbolo, les ha llevado a un calendario de movilizaciones que les pone en el centro de muchas conversaciones."Sabíamos que iba a pasar"El impago de las nóminas de agosto, el regateo eterno de un complemento —proporcional— de 200 euros ordenado por la Junta de Andalucía a través del Sercla, la falta de personal y material, los excesos de turnos, horarios y ratios están detrás del conflicto anunciado."Óbolo es una empresa con muchas incidencias, muchas irregularidades. Estamos en contacto con compañeros de El Puerto de Santa María, en Montilla, en Palma del Río donde también prestan el servicio. Tenemos hasta un grupo de WhatsApp y los problemas se ven todos los meses desde hace más de un año"."Sabíamos que nos iba a pasar algo parecido. En agosto vinieron nóminas de 2 y de 13 céntimos, de 1,70 euros. Problemas informáticos, nos dijeron". El desastre organizativo comprometió a la Alcaldía. El regidor reunió a las partes, abroncó a la empresa por no pagar y le recordó que debe hacerlo con el famoso suplemento de 200 euros aprobado por ley."No queremos más empresas privadas que vengan a llevárselo calentito aprovechando el desbarajuste de algunos ayuntamientos"La firma, Óbolo, amagó con retirarse. Asegura que sus cuentas no pueden soportar el pago mensual del suplemento y llegó a decir que se marchaba un mes después de empezar.El Ayuntamiento la convenció de que siguiera, le "exigió" que cumpliera. A esas alturas, la plantilla estaba en pie de guerra. No van a sentarse a esperar más incumplimientos. Tanto los dos partidos de la oposición como los sindicatos mayoritarios piden la municipalización del servicio.Ese cambio consiste, dadas las malas experiencias con empresas privadas en concesión, en organizar el servicio como un área municipal más. "Nosotras tendríamos más seguridad, más tranquilidad y el Ayuntamiento ahorraría dinero al pagarnos directamente, se ahorrarían la cantidad que obtiene una empresa privada como beneficio, eso se quedaría en el presupuesto público"."No queremos empresas que vengan a llevárselo calentito""No queremos empresas privadas que vengan a llevárselo calentito aprovechando el desbarajuste de algunos ayuntamientos". El de Cádiz, afirman las afectadas, se oculta en una montaña de excusas burocráticas. Diego es uno de los pocos hombres en una plantilla de absoluta mayoría femenina. REYNA "Nosotros avisamos de que vendrían los problemas pero el alcalde y el concejal nos dicen que la empresa cumplió con las normas: es la que legalmente trajo la documentación, se presentó a licitación pública y no hay más que hablar". "La primera nómina con Óbolo, la de agosto, la cobramos en dos veces y con semanas de retraso. En la de septiembre falta el plus de 200 euros obligado por el Sercla de la Junta y firmado por el alcalde. Y si cobramos el resto de la nómina fue porque la liamos en el pleno. Así no podemos seguir".El último conflicto laboral, con las dolorosas incidencias salariales, es el último alfiler porque los cinco trabajadores admiten que sus condiciones laborales son duras desde mucho antes. Las incidencias con Óbolo que les llevan a las protestas y la huelga a partir del 20 de octubre están precedidas por años de incomprensión y precariedad."Es un trabajo muy duro que nadie quiere""Este es un trabajo muy duro que nadie quiere. En muchos municipios, incluso aquí, sin salir de la provincia, están siempre buscando gente porque el personal no se queda, se marcha"."Los jóvenes que llegan ven el primer día que hay que cambiar a un anciano lleno de excrementos, coger en peso a un adolescente lleno de suciedad para bañarlo, y lo dejan. No vuelven el segundo día. Prefieren la hostelería, cualquier otro empleo"."Los jóvenes ven el primer día que hay que cambiar a un anciano lleno de excrementos, coger en peso a un adolescente para bañarlo, y lo dejan. No vuelven el segundo día. Prefieren la hostelería"Para colmo del desánimo, está mal pagado, el máximo salario posible apenas supera el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). "Yo soy de los más afortunados, me puedo ir a los 1.200 euros porque tengo jornada completa, pero somos muy pocos los que estamos así. En cuanto eches unas pocas horas menos al mes, no llegas ni a 800", relata Diego."Levantar y acostar a personas que pesan mucho, limpiarlas, estar con ellas cuando en algunos casos muestran agresividad, son violentos, sin voluntad pero por sufrir Alzheimer o esquizofrenia... Nadie sabe lo que pasamos y lo que vivimos. Las condiciones son mucho peores de lo que deberían. Esto es muy difícil"."Este diente me lo rompieron de un cabezazo"Eva se lleva la mano a la boca y recuerda: "Este diente me lo partió un usuario de un cabezazo, un muchacho enorme, enfermo. Esas cosas pasan en este trabajo". El sector está feminizado, más del 85% de los auxiliares son mujeres, y con una edad media avanzada.Las lesiones de espalda y articulaciones, las afecciones de salud mental y el deterioro físico se ensañan con la plantilla. "Incluso se habló de recortar la edad de jubilación casi al mínimo, como los camioneros, a los 55 para casa. Una persona con más de 60 años no puede llevar este ritmo y estas cargas, es que se rompe".La combinación de estrés, bajos sueldos, exigencia física y veteranía de la plantilla resulta una mezcla explosiva para el absentismo: "Llega a ser altísimo, hay momentos con el 40% de la plantilla de baja, la ratio se dispara, no damos abasto".En condiciones normales, esa proporción debería ser de un auxiliar (son unos 450 en Cádiz) para cada dos pacientes o usuarios (unos 900 en octubre de 2025) pero la realidad diaria hace que se eleve hasta los tres y cuatro dependientes por cada profesional."Las condiciones no pueden seguir así porque si nosotros estamos mal, el usuario está mal, la atención empeora, no es la que necesitan, la que merecen y la que queremos dar", se quejan.Eva Méndez, auxiliar y representante de UGT, con un cartel reivindicativo. REYNA Sus quejas recientes en el pleno municipal de Cádiz, ante el Ayuntamiento durante varios años y ahora contra la empresa intermediaria descubren una realidad diaria complicada en un oficio casi oculto, precario, mal pagado, poco valorado, ignorado."No somos limpiadoras, la gente confunde""Hay muchas horas de limpieza y yo no me considero limpiadora. Cada día te dicen: súbete a la escalera, limpia eso, mira esa ventana. No somos limpiadoras. Hay muchas veces que tocas el telefonillo en una casa y escuchas decir: es fulanita, la limpiadora. Somos auxiliares. La gente confunde los papeles porque no se los explican bien". "No es posible que yo llame a la empresa y me digan que es normal que nos pidan limpiar, que hay que hacerlo. Tenemos las espaldas partidas. Nosotros vamos a ayudar a las casas. Si toca baño, baño. Si hay paseo, paseo, comida, compañía, pero no limpiar".A las dificultades laborales actuales y la precariedad de siempre se suma la incomprensión de los usuarios: "Muchas veces los familiares son peores que ellos, algunos no te respetan. No son pocos los que nos hablan con desconsideración o nos piden cosas que no nos corresponden".Para colmo de obstáculos, los retrasos en la tramitación de las solicitudes de dependencia enervan a buena parte de la población. Entre el momento en el que se pide ayuda para un familiar que tiene problemas de movilidad, autonomía o cuidados hasta que se aprueba el servicio pueden pasar hasta dos años y medio."Esa cuestión es de los familiares, de la ciudadanía. Tendrían que tomar conciencia de que tienen que luchar por ese derecho para que las listas de espera fueran a menos".