László Krasznhorkai, nobel de Literatura 2025

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Béla Tarr, renombrado director de cine, guionista y actor, despertó hace tiempo al autor premiado con el Nobel de literatura 2025, László Krasznahorkai, (Gyula, Hungría, 71 años) estando este bajo la lluvia, con el fin de amoldar su novela 'Tango satánico' y le dijo; «Ve mis películas y entenderás porque quiero adaptar tu literatura». Confieso que a lo largo de los años he leído historias de todo tipo y alguna de estas me llevó a hilar otras nuevas, libros que sacuden el alma de buena parte de mis lectores y también del mundo en particular. A la vez que confieso, como confiesa László Krasznahorkai, la necesidad de defender la imaginación y la lectura en tiempos convulsos como son estos. La cuita indigna a los creyentes de un mundo mejor, y «la vida es completamente diferente«, hasta declarar; »Deseo que todos recuperemos la capacidad de usar nuestra fantasía«. Hace años gozo de una amistad envidiable con Antolina Gutiérrez del Castro, a quien conocí después de ofrecer una conferencia donde hablaba del ritmo del lenguaje dentro de mi literatura en la sala de conferencias del periódico La Nueva España (Gijón). Actriz de prestigio y trabajadora en la Fundación Nobel en Estocolmo, coordinó en colaboración con Amnistía Internacional el proyecto 'La cara oculta de la mujer afgana', homenajeó a la poeta chilena Gabriela Mistral o a la imperdible y luchadora, Rosario de Acuña, escritora asturiana de indudable huella, además de participar en la entrega del Premio Nobel de Literatura al poeta sueco Tomas Strömer, premiado en 2011, donde lee su poema ALONE. El relato no solo viene a cuento por razones de peso, pone en relieve la humanidad de sus proyectos o su relación con la Academia sueca, sino que nos acerca al japonés Haruki Murakami, candidato al galardón en repetidas ocasiones, esto por una cuestión cercana y personal. ¿Y por qué László Krasznahorkai reconoce que la principal fuente de su inspiración brota de la tristeza? La actualidad contemporánea no le entusiasma y su inspiración más profunda es la amargura. Y en eso estoy, mi realidad inspiradora no dista demasiado de la suya. Pensar que a día de hoy el mundo soporta un caudal de belleza que muchos están encargándose de matar por aplastamiento, nos lleva al poema del sueco Tomas Strömer. Nos estamos quedando solos, la indisciplina de muchos depredadores vacía de contenido las virtudes humanas y es penoso necesitar más vigor para subsistir, cuando la vida ofrece singularidad a raudales y gozamos de capacidad personal suficiente para mejorar las cosas que estrangulan aquellos que manejan los hilos del mundo. Entonces; ¿Nos conviene la amargura? Pensándolo bien, sería un gesto heroico pronunciarse y yo me pronuncio, no se trata de relatar la historia de un plano secuencia, tener la ventana abierta o la puerta cerrada, estamos pasando de presenciar el esplendor honorífico de recibir un galardón apreciado por casi todos a empezar a interrogarnos. ¿Por qué el premiado, entre Trieste y Viena, conserva su casa en Budapest? Porque vive profundamente enamorado de su lengua materna, la húngara, pero rechaza y huye de la política de extrema derecha de Víktor Orbán por razones de inconformismo racional. Por esto, y por muchas cosas más, sin querer dar la susodicha tabarra ideológica tan en auge , desconozco los motivos que tiene la academia, aparte de los económicos, para conceder el Nobel de la Paz a María Corina Machado . Ahí lo dejo. Estaría bien que a título póstumo el premio fuese otorgado a Antonio Machado , nuestro insigne poeta, conste su apellido, él sí luchó por la paz del pueblo, y murió desnutrido por culpa de una maldita guerra. Ahora sé el motivo de Béla Tarr de querer despertar de su sueño a László Krasznahorkai mientras llovía a cántaros. La barbarie humana provoca y el cielo derrama lágrimas , y no es un tango satánico, más bien una realidad, con que lean su obra, cualquier lector en su sano juicio, adaptará su literatura al sentido de la propia vida, y repito, no hablo del plano secuencia de ninguna película, tan solo defiendo la imaginación y la lectura, a fin de cuentas, y a pesar de todo, siempre es buen momento para creer en la fantasía y la pasión de quien escribe por amor al arte.