La incertidumbre del carbono azul: costes altos y beneficios aún sin evidencia científica

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Europa, y especialmente España, abrazan la idea de que los ecosistemas marinos puedan frenar el cambio climático. Pero los expertos advierten: medir su efecto real es complicado, los proyectos son caros y la ciencia aún no ofrece certezas.Las marismas andaluzas, como la del Parque Natural Bahía de Cádiz, se han convertido en una esperanza en la lucha contra el calentamiento global. Los manglares, las marismas y las praderas submarinas se han convertido en protagonistas inesperados de la lucha contra el cambio climático. Bajo el nombre de carbono azul, estos ecosistemas costeros son considerados una gran esperanza natural frente al cambio climático dada su capacidad para absorber dióxido de carbono (CO₂) y, con ello, mitigar el calentamiento global.Pero detrás del entusiasmo creciente, especialmente en Europa, también hay incertidumbre: su eficacia real todavía no está del todo demostrada, los costes son elevados y los sistemas de medición son, por ahora, imprecisos.España, a la cabeza de la ola “azul”En los últimos años, España ha apostado fuerte por el carbono azul. El Gobierno lo incluyó en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático y en varias regiones se han puesto en marcha proyectos de restauración de marismas y praderas marinas con apoyo europeo.Praderas marinas, las superesponjas de «carbono azul»: nuevos hallazgos sobre nutrientes, cambio climático y conservación. Las praderas marinas, auténticas superesponjas de carbono azul, sorprenden a la ciencia: lejos de ser siempre víctimas de la contaminación por pic.twitter.com/luhw3wPaFh— Enrique Coperías (@CienciaDelCope) September 5, 2025En Cádiz, por ejemplo, se están recuperando antiguas salinas para que vuelvan a funcionar como marismas naturales, mientras que en Baleares se protegen las praderas de Posidonia oceanica, una planta marina que es capaz de almacenar carbono en el fondo marino durante siglos: un verdadero sumidero de CO₂. Para los expertos en Ecosistemas de Carbono Azul (ECA), se trata de proyectos muy valiosos desde el punto de vista ambiental y social. Sin embargo, su papel en la mitigación del cambio climático sigue siendo difícil de cuantificar.Europa impulsa mientras la ciencia dudaLa Unión Europea también ha abrazado la idea del carbono azul. A través del programa Horizon Europe financia iniciativas para restaurar ecosistemas costeros en España, Francia, Italia o Portugal. Pradera de Posidonia oceanica en el Mediterráneo, una super esponja de "carbono azul".Sin embargo, varios informes del Joint Research Centre (Centro Común de Investigación) europeo advierten que todavía no existen métodos uniformes ni fiables para calcular cuánto CO₂ absorben realmente estos ecosistemas ni por cuánto tiempo lo retienen.De hecho, las cifras varían muchísimo según la zona y las condiciones del entorno. Por ello, en algunos casos las estimaciones pueden multiplicarse por cuatro de un estudio a otro, lo que dificulta incluir el carbono azul en los inventarios nacionales de emisiones.Entre la ciencia y el marketing verdeEl auge del carbono azul también ha despertado el interés de las grandes empresas energéticas, tecnológicas y de turismo, que lo ven como una oportunidad para compensar parte de sus emisiones. Esta compensación con carbono azul implica que las empresas que generan emisiones de gases de efecto invernadero puedan financiar proyectos que restauren o conserven ecosistemas costeros, de modo que el carbono capturado por ellos “compense” parte de sus emisiones. El green washing es una estrategia que aparenta compromiso ambiental sin serlo realmente. Infórmate para reconocerlo y tomar decisiones más conscientes. Infografía de @DGDCUNAM. ️ pic.twitter.com/ri0ZH7jNQB— UNAM Global (@unamglobal) July 14, 2025Sin embargo, organizaciones ecologistas como Greenpeace, SEO/BirdLife o Ecologistas en Acción piden cautela ante la aprobación de estándares para la certificación de créditos de carbono azul, que en Andalucía existen desde 2018. La reciente aprobación del Real Decreto 214/2025 también contempla ya la posibilidad de compensar con carbono azul a nivel nacional. Artículo relacionadoEl enemigo inesperado de la energía solar: ¿por qué el calor reduce la eficiencia de tus paneles fotovoltaicos?Restaurar ecosistemas costeros siempre es positivo, pero convertirlo en un negocio de créditos de carbono puede acabar sirviendo de excusa para incurrir en un “lavado verde”, y que esas empresas “no atajen las emisiones en origen”, advierten desde estas organizaciones. El problema del dineroA la incertidumbre científica se suma también el coste económico. Restaurar una hectárea de marisma o pradera marina puede costar entre 70.000 y 120.000 euros.Los humedales, como la albufera valenciana, son ecosistemas claves para el desarrollo del carbono azul.Además, los proyectos de compensación con carbono azul tienen un periodo de permanencia elevado –superior a 50 años–, cuyo coste de mantenimiento tiene que sufragar el promotor. En cambio, este solo puede obtener créditos por las capturas que se certifiquen en cada ciclo de verificación (que, por ejemplo, en el estándar andaluz se realiza cada 7-8 años). Eso supone un importante coste económico en comparación con los proyectos de carbono verde (la captura de carbono relacionada con los bosques). Un valor ambiental incuestionableMás allá de su capacidad de absorber carbono, los ECA ofrecen beneficios claros: protegen la costa frente a tormentas y la erosión, son refugio de fauna marina y contribuyen a la pesca sostenible. What is Blue Carbon and Why is it Important?Learn more from this @TheWCS's infographic: https://t.co/us1boYhY7T pic.twitter.com/4WY0IxTOHy— UN Biodiversity (@UNBiodiversity) December 18, 2023Nadie discute su valor ecológico; lo que está en debate es su eficacia climática como herramienta, medible y rentable, de mitigación del calentamiento del planeta.Por ahora, el carbono azul es una promesa esperanzadora, pero no una solución probada. Para que pueda ser parte del futuro climático de España y de Europa, hace falta mucho más que marketing. Se necesita, ante todo, invertir en investigación.