Una librería secreta en pleno centro de Jerez

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La existencia de una librería secreta en una ciudad da mucho juego. Jerez tiene una desde hace unas pocas semanas y probablemente aguante aún unos meses, porque ha abierto con fecha de caducidad: cuando se vendan sus libros.Como si de una novela de Paul Auster se tratara, no se nos permite decir abiertamente el nombre de la librera o librero –vamos a llamarle Q– ni la ubicación exacta de su pequeño negocio. Recuerden que la librería es secreta y tiene vocación de seguir siéndolo, al borde de lo clandestino­, así que cualquier revelación tiene que ir muy medida.Vamos a decir que está en pleno centro de Jerez. Vamos a decir también que si nos situamos en la plaza Plateros, por poner un sitio de conveniencia, estaría dentro de un radio de 300 metros, es decir, podría estar en calles o plazas tan señeras como Tornería, Clavo, Arenal, Progreso, Algarve, El Carmen, Francos, Arroyo, Consistorio, Letrados… o en cualquiera de los callejones, a veces minúsculos, que salen de estas calles.Decenas de libros, algunos de época, todavía en cajas.   MANU GARCÍAPero no va a haber más pistas. Esta librería, la librería de Q, funciona con el boca a boca (extraña expresión que recuerda más a un morreo o una maniobra para salvar a un ahogado, que no sabemos dónde se queda el oído). El primer público fue el grupo de amigos de Q, de ahí saltó a los amigos de los amigos y el tema ya va por los amigos de los amigos de los amigos. Vaya, modo viral, que se dice ahora. Por ahora, unas cincuenta o sesenta personas en el ajo. Eso es todo.No busquen en redes sociales, no hace falta que paseen por algunas de las calles que se han nombrado más arriba a ver qué ven, si obtienen alguna pista: si quieren ir pregunten a sus amistades, sobre todo las que vivan en el centro, anden en los 45 años para arriba y sean lectoras, que tal vez conozcan a Q o a alguien que tenga amistad con esta persona y ya haya visitado esta librería o al menos oído hablar de ella por alguien enterado.Venga, vamos a contradecirnos, allá va otro dato: la librería está en un taller, en un bajo… pero tras este 'regalo' de última hora dejemos ya que sea Q quien se explique. “Los libros provienen de un mercadillo que hubo hace unas semanas en una vivienda cercana a donde vivo. La familia, que ha sido propietaria durante varias generaciones, tiene que ir desalojando los muebles y enseres de la casa porque va a tener otro uso, así que se quedó con algunas cosas y decidió deshacerse de otras. Yo, por ejemplo, me quedé también con ese mueble –señala un mueble antiguo– y pregunté por los libros… al final no se los quedó nadie y días después me acabé llevando a mi casa todas las cajas; quería evitar a toda costa que pudieran acabar en la basura”, dice.Cientos de libros, en la librería secreta.  MANU GARCÍAHay algunas pequeñas joyas, ediciones del siglo XIX, entre los cientos de libros con los que se ha hecho –en realidad había más, pero ha donado dos cajas a un colegio– aunque le consta que la familia no se desembarazó, ni mucho menos, de lo más selecto de su biblioteca, que era una casa en la que había tradición por la lectura. “Una vez que tuve los libros me planteé qué hacer con ellos. Al principio pensé en ir regalándoselos a los amigos, pero creo que es muy difícil acertar con un libro… así que luego me decanté por venderlos. Muy baratos. En realidad, yo no soy una persona muy lectora y tengo que salir de ellos porque ocupan mucho sitio y necesito este espacio para otras cosas, lo utilizó como taller –hace algunas cosas de artesanía más como entretenimiento que otra cosa– y ahora mismo ya ve que aquí no se cabe”, dice.Entre los libros, hay de todoPor eso comenzó a llamar a los amigos que sabe que son lectores y explicarles el asunto. El resto ya lo hemos contado: los amigos llamaron a otros amigos que a su vez están llamando a los suyos. Entre los libros, hay de todo: clásicos del siglo XX, algo de contemporánea, libros de colecciones, best sellers, algo de novela negra... Algunos de los libros vienen firmados por Enrique, lógicamente miembro de la familia que se ha desprendido de parte de su biblioteca (y que va a ser partícipe del secreto: no va a haber apellidos). A Enrique, que falleció hace ya unos años, le trató Q, pero da la casualidad de que también lo conoció este cronista. No llegamos a ser amigos, pero, habitantes del centro los dos, nos cruzábamos a menudo, parábamos en los mismos bares –él por entonces ya salía menos– y teníamos algunas amistades comunes. Al principio, como yo no sabía cómo se llamaba, les decía a mis amigos "he charlado un momento con este hombre alto, delgado... el que se da un aire a Peter O' Toole", el actor británico, hasta que ya me aclararon quién era. Cuando lo traté solo puedo decir que era alguien educado y de conversación muy agradable. Es curioso ver ahora su particular firma en varios de los libros que he ojeado... de hecho a este cronista-cliente le ha hecho ilusión haberse quedado con un libro que tiene su firma.Echando un vistazo a uno de los libros antiguos.    MANU GARCÍALa librería secreta acabará por echar el cierre los próximos meses, está ahí ahí si va a llegar a Navidad. Aunque aún quedan varios cientos de libros, me entero de que un cliente-amigo, Fernando G.T., se llevó el otro día unos 50 ejemplares, que no es moco de pavo, vaya, ha dado un buen bocado a los fondos de la librería.Cuando Q entienda que no merece la pena seguir atendiendo el teléfono del 'boca a boca' –el suyo– y repartiendo su tiempo para quien quiera ver los libros y pueda estar interesado en alguno echará el cierre. Así que aprovechen y muevan sus contactos: no todos los días se está en una librería secreta...