Uno no sabe cómo pudo ser el retorno de los judíos desde la esclavitud de Egipto hasta la Tierra Prometida, pero, viendo las columnas interminables de gazatíes volviendo a casa, es posible que la escena fuera similar: el mismo polvo, las mismas lágrimas, el mismo dolor cronificado en la misma tierra silente. Vuelven también desde Egipto -unos- y desde Rafah o Khan Yunis –otros–, pero, en cualquier caso, vuelven como entonces, desde el sur, en busca de su tierra prometida. O de lo que quede de ella. Y, al igual que sus vecinos, intentan liberarse de una esclavitud que, en su caso, es doble. La de Hamás, que los ha condenado a la miseria; y la de Netanyahu, que ha... Ver Más