(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 11.11.2025).- Por la mañana del viernes 10 de octubre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Papa León XIV recibió en audiencia, en la Sala de los Papas, a algunos representantes de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. Ofrecemos a continuación la traducción al castellano que ZENIT hizo de las palabras del Papa, centrado en torno a la libertad religiosa.***En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.La paz esté con ustedes.Queridos hermanos y hermanas:Me alegra saludarlos, queridos miembros de «Ayuda a la Iglesia que Sufre Internacional», mientras se reúnen en Roma durante este Jubileo de la Esperanza. Su visita llega en un momento oportuno, pues nuestro mundo sigue siendo testigo de una creciente hostilidad y violencia hacia quienes tienen creencias diferentes, entre ellos muchos cristianos. En cambio, su misión proclama que, como una sola familia en Cristo, no abandonamos a nuestros hermanos y hermanas perseguidos. Más bien, los recordamos, permanecemos a su lado y trabajamos por garantizar sus libertades dadas por Dios. Las palabras de san Pablo nos recuerdan: “si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él” (1 Cor 12,26). Estas palabras resuenan hoy en nuestros corazones, porque el sufrimiento de cualquier miembro del Cuerpo de Cristo es compartido por toda la Iglesia. Con esta verdad en mente, me dirijo a ustedes esta mañana.Todo ser humano lleva en su corazón un profundo deseo de verdad, de sentido y de comunión con los demás y con Dios. Este anhelo brota de lo más hondo de nuestro ser. Por eso, el derecho a la libertad religiosa no es opcional, sino esencial. Arraigada en la dignidad de la persona humana, creada a imagen de Dios y dotada de razón y libre albedrío, la libertad religiosa permite a los individuos y comunidades buscar la verdad, vivirla libremente y testimoniarla abiertamente. Es, por tanto, una piedra angular de toda sociedad justa, porque protege el espacio moral en el que la conciencia puede formarse y ejercerse.La libertad religiosa, por tanto, no es simplemente un derecho jurídico ni un privilegio concedido por los gobiernos; es una condición fundamental que hace posible la auténtica reconciliación. Cuando se niega esta libertad, la persona humana queda privada de la capacidad de responder libremente al llamado de la verdad. Lo que sigue es una lenta desintegración de los lazos éticos y espirituales que sostienen a las comunidades: la confianza cede paso al miedo, la sospecha sustituye al diálogo y la opresión engendra violencia. De hecho, como señaló mi venerable predecesor, “No hay paz posible allí donde no existe libertad religiosa, o donde no hay libertad de pensamiento y de palabra, ni respeto por las opiniones de los demás” (Francisco, Mensaje Urbi et Orbi, 20 de abril de 2025).Por esta razón, la Iglesia católica siempre ha defendido la libertad religiosa para todos. El Concilio Vaticano II, en Dignitatis humanae, afirmó que este derecho debe ser reconocido en la vida jurídica e institucional de cada nación (cf. Dignitatis humanae, 7 de diciembre de 1965, n. 4). La defensa de la libertad religiosa, por tanto, no puede quedar en lo abstracto; debe vivirse, protegerse y promoverse en la vida cotidiana de los individuos y de las comunidades.De esta convicción nació su organización. Fundada en 1947 como respuesta al inmenso sufrimiento dejado por la guerra, desde sus comienzos su misión ha sido promover el perdón y la reconciliación, acompañar y dar voz a la Iglesia allí donde estuviera necesitada, amenazada o sufriente.Durante más de veinticinco años, su Informe sobre la libertad religiosa en el mundo ha sido una herramienta poderosa de sensibilización. Este informe hace más que ofrecer información: da testimonio, presta voz a los que no la tienen y revela el sufrimiento oculto de muchos.Su compromiso llega también al apoyo de la misión de la Iglesia en el mundo, alcanzando comunidades que con frecuencia se encuentran aisladas, marginadas o bajo presión. Dondequiera que Ayuda a la Iglesia que Sufre reconstruye una capilla, sostiene a una religiosa o provee una emisora de radio o un vehículo, fortalece la vida de la Iglesia, así como el tejido espiritual y moral de la sociedad. Y como bien saben, su organización ha ayudado a muchas misiones en el Perú, incluida la diócesis de Chiclayo, donde tuve el privilegio de servir.Su ayuda también permite que los cristianos, incluso las minorías más pequeñas y vulnerables, sean “constructores de paz” (Mt 5,9) en sus propias tierras. En países como la República Centroafricana, Burkina Faso y Mozambique, la Iglesia local —a menudo sostenida por su ayuda— se convierte en un signo vivo de armonía social y fraternidad, mostrando a sus vecinos que un mundo distinto es posible (cf. Ángelus, 3 de agosto de 2025).Queridos amigos, agradezco a cada uno de ustedes por esta obra de solidaridad. No se cansen de hacer el bien (cf. Gal 6,9), pues su servicio da fruto en innumerables vidas y da gloria a nuestro Padre del cielo. Al concluir, invoco sobre ustedes y sobre todos los que sirven la consolación del Espíritu Santo. Que la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Esperanza, continúe acompañándolos a ustedes y a todos los que sufren. Con profundo afecto, imparto mi Bendición Apostólica como prenda de gracia y de paz en Jesucristo, nuestro Señor.Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace. The post La libertad religiosa explicada por León XIV appeared first on ZENIT - Espanol.