Ingrid Alexandra de Noruega vuelve a casa. La heredera, instalada desde hace meses en Sídney para cursar sus estudios universitarios, ha aprovechado la pausa navideña para retomar su agenda institucional y hacerlo, además, con uno de los compromisos más relevantes de su vida pública: su debut en la entrega del Premio Nobel de la Paz. La Princesa aterriza en Oslo en pleno revuelo mediático. En Australia, donde encara su temporada de exámenes, la joven mantiene un perfil discreto y ajeno al escándalo que sacude a su familia: su hermano mayor, Marius Borg, hijo del primer matrimonio de Mette-Marit, afronta un proceso judicial con más de treinta cargos , entre ellos cuatro presuntas violaciones. Una tormenta que ha dejado a la Familia Real en el centro del debate público y que ha marcado el retorno de Ingrid. Este miércoles 10 de diciembre, Oslo acogerá la ceremonia del Nobel de la Paz. Será la primera vez que Ingrid participe en este acto que reúne a toda la Familia Real, con la ausencia de Sverre Magnus, en el Ayuntamiento de la capital. Allí, junto a sus padres y sus abuelos, hará entrega del reconocimiento a la opositora venezolana María Corina Machado , distinguida por «su incansable labor en defensa de los derechos democráticos y su lucha por una transición pacífica hacia la democracia». Horas antes, la princesa acompañará a su madre para entregar otro premio vinculado a la paz, esta vez el que concede la oficina noruega de Save the Children. Madre e hija no aparecían juntas en un acto oficial desde diciembre del año pasado, cuando visitaron un hospital infantil en el Día de Santa Lucía. Se desconoce si Ingrid asistirá también a la tradicional cena de gala en el Gran Hotel, una cita histórica que, desde 1934, pone el broche a la jornada del Nobel. El año pasado, Harald y Sonia cedieron el protagonismo a Haakon y Mette-Marit; ahora, la presencia de la heredera podría consolidar ese relevo generacional en un momento especialmente sensible para la Casa Real. Mientras tanto, el caso de Marius continúa avanzando y complicándose. Hace unas semanas, sufrió su primera derrota judicial : un juez rechazó su petición de retirar el libro 'Rayas Blancas, ovejas negras', una biografía no autorizada que detalla presuntos vínculos con el crimen organizado y lo acusa de vender cocaína. Sus abogados lo niegan, pero el tribunal encontró insuficientes sus argumentos para censurar la publicación. A ello se suma la última revelación del diario 'Aftonbladet': un informe del Servicio Nacional de Investigación Criminal recoge el historial de búsquedas realizado desde el teléfono confiscado a Marius, donde habría consultado definiciones y penas relacionadas con «agresión», «abuso» y «violación» . Para la fiscalía, estos datos son «altamente reveladores». Con este telón de fondo, Ingrid se convierte en la gran esperanza de una monarquía que necesita reconstruir su narrativa y recuperar estabilidad. La Princesa, pese a estudiar a más de 15.000 kilómetros de su país, sigue siendo un reclamo evidente: joven, preparada y muy bien valorada entre las nuevas generaciones. Su debut en el Nobel de la Paz será, por tanto, algo más que un acto institucional. Es la puesta en escena de una heredera que regresa a un país convulso y que, sin pretenderlo, se ha convertido en el rostro llamado a sostener el futuro de la corona noruega. Una corona que vive su momento más complejo en años… y que vuelve a apoyarse en ella para respirar.