Tengo una teoría: el Barça solo juega una vez le marcan, como si el partido empezase en una desventaja a conciencia y buscada a modo de reto viral de Tik tok, algo no descartable en un vestuario que transforma los partidos en viajes de convivencia de la ESO. No es descartable que en ese contexto de niñez acelerada los hijos de Flick se hayan convencido de lo improbable: ganarán... pero primero perderán. Asumiendo esa inferioridad, que no es tal, el Barça se pone siempre en un escenario de lucha, generando en el estadio un clima de revanchismo que convence al futbolista de que el fútbol le debe algo. El Barça de Flick es un equipo convencido de que su momento todavía no ha llegado y para ello la mejor forma de de sentirlo es empezar perdiendo siempre. Seguir leyendo....