El poeta Julio Rivera Cross (Jerez, 1943) ha fallecido a los 82 años de edad, dejando tras de sí una trayectoria marcada por la constancia creativa y un vínculo profundo con la lírica del sur. Procedente de una familia con vínculos al mundo de las artes —su padre fue crítico de zarzuela y ópera, y sus hermanos Mariano y Pedro, profesor de Literatura en el Coloma y médico, respectivamente, también cultivaron la creación poética—, su formación literaria estuvo presente desde la juventud, marcada por la muerte paterna cuando tenía 14 años. Una vida consagrada a la educación y la creación literaria Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, Rivera Cross se estableció en El Puerto de Santa María, donde desarrolló su carrera profesional como pedagogo-orientador en un equipo de apoyo al sistema escolar. Su irrupción en la escena poética comenzó con su participación en la Antología Breve de Poetas Andaluces, editada por el Ayuntamiento de Moguer en 1982 con motivo del homenaje a Juan Ramón Jiménez, un reconocimiento temprano a su sensibilidad lírica. Durante los años siguientes consolidó su presencia editorial. En 1984 publicó, junto a Miguel Ramos y Antonio Enrique, el libro Último Oficio en la Colección Albahaca. Su primer poemario en solitario, El Fuego de su Música, vio la luz en 1985 dentro de la colección de la Librería Guadalhorce de Málaga, dirigida por Ángel Caffarena. Posteriormente, llegarían Ruedas (1993), Al Sur del Sur (Encuentro con Marruecos) (2000) —una obra recomendada por la revista Qué leer y fruto de sus viajes al país magrebí— y Caminos por tu cuerpo (2005), galardonado con el Premio Cálamo de Poesía Erótica. "Mi voz son muchas voces" Su obra también integra la antología La Plata Fundida (25 años de poesía gaditana), editada por Quorum Libros. Mientras permanecen inéditos los títulos Postpoemas y Al otro lado, el autor mantenía conversaciones con varias editoriales para la futura publicación de Habitación en la Tierra, su sexto poemario. Publicó en revistas como Almoraima y Unicornio, participó en el programa Poetas en el aula de la Junta de Andalucía y ejerció como poeta y ponente en los talleres organizados por la Concejalía de Educación de El Puerto de Santa María. Rivera Cross dirigió durante años la tertulia El Ermitaño, considerada una de las más prestigiosas de la zona, y continuó al frente de su colección de poesía, que alcanzó su XII volumen, dedicado a la obra ganadora del VI Premio de Poesía del mismo nombre. Solía definir su propio sentir poético con una frase que repetía a modo de declaración estética: "Mi voz son muchas voces, la de todos, pero que siempre taladran, inquieren, colocan sus sílabas en la mente del lector, bajando al lugar más sensible de ti". Además de su labor literaria, destacó por su aportación al flamenco, componiendo letras para artistas como El Garbanzo, Diego Carrasco, Pansequito, El Perro de Paterna, Fernando de la Morena, Niño Jero, así como para Lole y Manuel, que también interpretaron sus textos. Su contacto con el cante jondo fortaleció la dimensión mestiza y emocional de una obra poética que deja una gran huella.