Despiertas con la velazqueña luz de Madrid, despejas con un café mañanero y tu mente se abre lentamente a la excitante jornada que te reclama. Piensas que unas horas después tu paladar disfrutará las tres estrellas Michelin del restaurante Akelarre frente al mar Cantábrico, para cerrar el día con una cena al calor de la chimenea en las exclusivas cumbres alpinas de Courchevel.Seguir leyendo....