Los suelos de la antigua fábrica de botellas siguen 15 años después siendo un terreno muerto en pleno Jerez, a un paso del centro, en el espacio junto a la estación de trenes o la Universidad de Cádiz. Paralizadas las chimeneas, actualmente es un asunto encallado. Los terrenos de la fábrica de botellas pertenecen a Saint-Gobain, multinacional francesa, que si bien vendió después su división de vidrios (Verallia), mantuvo estos terrenos en Jerez. Remontándose a lo ocurrido en 2009 (250 personas perdieron su empleo con el cierre de la actividad), fuentes de aquellos años de primera línea municipal rememoran el temor que ya existía entonces a que en el fondo hubiera un intento de pegar un pelotazo urbanístico. Un espacio de 10.000 metros cuadrados donde cabría de todo: centenares de viviendas en diferentes, zonas verdes, espacios comerciales... El gobierno socialista de aquellos años que dirigía Pilar Sánchez puso por delante una propuesta a Saint-Gobain: si querían que los terrenos de la antigua fábrica cambiaran a uso residencial, debía mantenerse la actividad en unos terrenos en la ciudad del transporte que se les ofrecían. Un intercambio para que no muriera la industria del todo, adaptándose a los tiempos. Se trasladó a un convenio por escrito. Aquello tuvo visos de prosperar pero, como se recordará, lamentablemente no lo hizo. Hubo voces en el pleno municipal que advirtieron: Saint-Gobain mantendría el pulso los años que hiciera falta dejando el terreno abandonado, hasta que la ciudad se 'hartase'.Ahora, más que hartarse, es que parece que hay interés. En un comunicado la pasada semana, la propia multinacional lo dejaba entrever: "Ya ha iniciado trabajos preparatorios en el inmueble, incluyendo estudios técnicos para la futura demolición de las construcciones existentes". Era una respuesta a un comunicado del PSOE que pedía que se arreglara el 'chatarrero' en el que se estaba convirtiendo este espacio abandonado, o incluso que se expropiara (o ejercer venta forzosa, en la práctica parecido a expropiar).Esos movimientos que sugería Saint-Gobain en el comunicado son de parte de empresarios jerezanos que incluso han estado negociando con la empresa para adquirir los suelos. Una propuesta presentada con seriedad y solvencia, ningún tiro al aire. Se ha hablado incluso de cantidades. Pero por el momento las negociaciones no han fructificado. ¿La razón? Si bien estas negociaciones siempre son compleja, un escollo ha sido la recuperación de los terrenos, tanto en lo relacionado con la demolición de inmuebles industriales (las chimeneas se mantendrían) como en la restauración ambiental, toda vez que en este tipo de edificaciones industriales era habitual el empleo de uralita, que solo es nociva cuando se demuele (se hace polvo). El proyecto que se planteaba para la Fábrica de Botellas.El sentir en la ciudad es la necesidad de reabrir este capítulo. Así lo hacía el PSOE la semana pasada cuando hacía un llamamiento a esa citada opción de expropiar si seguía sin aprobarse ningún proyecto. La propia alcaldesa, María José García-Pelayo, se refería a la importancia de la "más importante bolsa de suelo privada" que tiene Jerez. Un proyecto masivo podría propiciar una ansiada bajada del precio del metro cuadrado y hacer más asequible la adquisición de viviendas.El desarrollo inmobiliario del que se lleva hablando años implica no solo cambios interiores, sino transformaciones en el perímetro. Se contemplaría incluso derribar el puente de la calle Arcos, una solución natural si el tráfico se pudiera reordenar con algo más de espacio que el actual. De concretarse, sería el gran asunto inmobiliario de los próximos años. Y el fin de algo así como una afrenta: donde hubo suelo industrial no quedan empleos, sino la huella de aquellos. Y ningún aprovechamiento.