Es increíble, de verdad, somos un país pequeño, muy pequeño. Y, sobre todo, somos un país que ni siquiera nos creemos a los nuestros. Somos un país donde el presidente de una autonomía tarda más de un año en dimitir, cargando a sus espaldas 229 muertos en la trágica dana y cantamos victoria porque hemos logrado que se vaya.Seguir leyendo....