Jerez volvió a situarse en el centro del mapa flamenco universal con la entrega de los Premios Nacionales y la Copa Jerez 2025, una gala de carácter bianual que organiza la Cátedra de Flamencología, institución que desde 1964 ha reconocido a más de 300 artistas que han escrito la historia del arte jondo. Durante el acto que daba comienzo a la hora del Ángelus en el Museo de la Atalaya, no solo celebró el talento jondo — tanto jerezano como de más allá de sus fronteras—, sino que se recordó la proximidad del 16 de noviembre, fecha en la que la Unesco declaró el flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.[articles:344011]Y, como es habitual en este tipo de eventos, la gala propiciaba muchos momentos en los que la emoción, la sonrisa, la anécdota y el recuerdo marcaban la hoja de ruta de todos y cada uno de los galardonados.Santiago Lara realizaba junto a la Orquesta Beigbeder la obertura del acto, tras las palabras de Pepe Marín, en el Museo de la Atalaya. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezLa alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, destacaba la trascendencia institucional del evento y su impacto global al considerar estos Óscar del Flamenco como "una cita que tiene relevancia internacional" y situaba el encuentro ante un horizonte trascendental: la candidatura de Jerez a Capital Europea de la Cultura 2031, subrayando que la ciudad debe gritar a Europa que es "una gran potencia cultural y artística".[articles:345649]Especialmente brillantes resultaron los momentos artísticos que se desarrollaron, desde que Santiago Lara realizara la obertura con su especial toque de guitarra, arropado por Carlos Merino a la percusión y la Orquesta Beigbeder, tras la locución de bienvenida de Pepe Marín.Así como los romances y seguiriyas de Miguel Lavi con Nono Jero, las cantiñas y tangos de Felipa del Moreno o la soleá por bulerías y bulerías de José Méndez, arropados ambos por Antonio Higuero al toque y las palmas de Dani Peña y Ali de la Tota, que dieron cobertura musical al acto, donde Lidia Hernández, con los coros de José María Núñez y Charo Bernal, rememoraron junto a la orquesta las letras que compusiera Manolo Sanlúcar a su amada Andalucía a modo de despedida.Eva Ruiz Berdejo y Miguel Téllez, durante un pasaje de Benamor en recuerdo del Ballet Albarizuela. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezAdemás de lo anterior, la cita tuvo un momento especial, abrazando el recuerdo con un homenaje a Fernando Belmonte y Paco del Río, pilares del Ballet Flamenco Albarizuela, antes de que el tablao simbólico cediera paso a los galardones, a través de Eva Ruiz-Berdejo, Fernando Galán y Miguel Téllez, con la pieza Benamor. Copa Jerez: orgullo y raízDentro de la entrega de galardones, la Copa Jerez de Baile fue la primera de las categorías en hacerse presente. La primera distinción de gala fue para Leonor Leal, premiada por "su estilo versátil y personal". Y tras recoger el galardón de manos de Angelita Gómez, la bailaora confesaba agradecida que fue ella la que le dijo un día "ponte ahí y búscate", un mandato que sigue vigente en su búsqueda personal dentro del flamenco. Aseguró que ese "búscate" se convirtió en su brújula vital y artística, reivindicando el flamenco como "espacio de personalidad e individualidad, no solo de técnica".Leonor Leal recibía la Copa Jerez de Baile de manos de su maestra Angelita Gómez. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezLa Copa Jerez de Guitarra fue para José Quevedo 'Bolita', que rememoró sus orígenes y reafirmó identidad, a pesar de que confesaba haber llegado al mundo de la guitarra "por casualidad". "A mí me conocían en Madrid como El Bolita de Jerez y Jerez se convirtió en mi tercer apellido", señalba antes de definirse como un "hijo artístico y vital" de la ciudad y dejar uno de los momentos más emotivos de la jornada.Tras dedicar el premio a su familia y a sus profesores — El Lupi, Carbonero y José Luis Balao— quiso tener unas palabras de especial relevancia con Miguel Salado, en plena lucha personal, convencido de que "esta batalla la vas a ganar porque eres un guerrero y un guitarrista de vanguardia de los de verdad".José Quevedo 'Bolita' recibía de manos de la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, la Copa Jerez de Guitarra. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezLa Copa Jerez de Cante viajó a la saga familiar de Los Sordera, en la figura de Enrique Soto, a quien Luis El Zambo le dedicaba un sentido "esto es tuyo, de tu padre y todos nosotros" mientras le entregaba el catavino de plata.Tras reconocer que "no esperaba" recibir el premio después de tantos años, tenerlo en sus manos le producía "una gran satisfacción", agradeció que su propio pueblo recordara su nombre y su legado artístico. Se definió como "forastero" por haber vivido "más tiempo fuera que en Jerez", aunque sin perder nunca un origen que siempre estuvo presente en su vida y en su arte.Premios Nacionales de Flamenco: un galardón de prestigio internacionalConocidos desde hace largo tiempo como Los Óscar del Flamenco, a pesar de que a la Cátedra de Flamencología de Jerez no le agrade mucho esa definición, los Premios Nacionales que otorgan desde la entidad tienen un peso dentro del panorama jondo mucho más importante que otros galardones de reciente creación y siempre ocupa en las vitrinas de sus galardonados un lugar especial.Jose María Castaño y Tania Barcelona, tras la entrega del Premio Nacional de Flamenco en la categoría de Divulgación. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezEn esta ocasión, dentro del apartado de Premios Nacionales de Flamenco, la primera persona en ser reclamada en el escenario fue José María Castaño para recibir el de la categoría de Divulgación, a través de su programa radiofónico Los Caminos del Cante — hoy convertido en Podcast— y, actualmente, como responsable de las actividades culturales de ExpoFlamenco en la ciudad.El jefe de los caminantes definía su trayectoria como "pura afición y defensa del arte jondo", recordando que cogió un micrófono por primera vez con solo 22 años y bromeó con que el premio podía ser “por jartibles”, tras décadas de tertulia radiofónica.Agradeció a su familia y a quienes le acogieron en Los Caminos del Cante, especialmente a la casa de Los Sordera y su amigo Moraíto – cuya banda sonora sigue siendo el himno de sus programas con los tangos Rocayisa— e hizo memoria de compañeros de radio, como Diego Alba, Manuel Martín Barbadillo o su querido Alfredo Benítez, a quienes llamó “locos románticos” de la difusión flamenca con los que "conformamos una tertulia por la que hoy en día aún me preguntan, a pesar de que ellos ya no estén con nosotros".Felipa del Moreno y Antonio Higuero, durante su intervención en la gala de entrega de los Premios Nacionales de Flamenco en el Museo de la Atalaya en Jerez. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezLa Investigación recayó en Cristina Cruces, quien enmarcó su discurso en "cuatro décadas de investigación y docencia, celebrando que hoy el flamenco ocupe espacios académicos antes impensables". Y defendiendo la premisa de que "no cantamos, pero sí contamos", reivindicaba la narración cultural como herramienta antropológica.Sin olvidar un reconocimiento a las mujeres flamencas "muchas veces olvidadas, silenciadas y apenas nombradas en los textos", puso en valor a quienes "no llegaron, las silenciadas y las empoderadas", todas ellas partícipes de "la construcción del arte jondo", incidiendo en que "ahora es el tiempo de las flamencas".Dentro de esta misma categoría, el Premio Especial de Investigación distinguió a Eulalia Pablo, recogido por sus nietos, que destacaron su convicción de que "el flamenco también puede y debe tener espacio en el ámbito académico". El Premio Nacional a la Maestría honró a figura Juanito Villar –ausente– recogido por María Vargas, quien confesó estar "muy contenta de recibir este premio para un gran compañero, un gran cantaor”. Igual sucedía la categoría de Cante, con José Gálvez recogiendo la distinción a Mayte Martín, por encontrarse la artista en Barcelona y no poder asistir, si bien destacó su especial vínculo con Jerez y ser "una tierra por la que siente gran pasión; ella muere con Jerez".Ana María Bueno, tras recibir el galardón del Premio Nacional de Flamenco en la categoría de baile. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezEl Baile Nacional celebró a Ana María Bueno, que calificó Jerez como “tierra bendita por el flamenco” y reflexionaba sobre el valor que tienen los reconocimientos en "una etapa de vida en la que el escenario da paso a la observación y la enseñanza". Agradeció a la Cátedra su labor, recordando a los maestros con los que compartió tablas y de quienes aprendió no solo arte, sino "amor, estudio y respeto" por el flamenco.El de Guitarra recaía en un Juan Manuel Cañizares, quien visiblemente emocionado dedicó el reconocimiento a su familia y maestros, mostrando gratitud y humildad ante el reconocimiento. Dedicando el premio a su hermano Rafael, su primer maestro, y a sus padres, ausentes, pero presentes en su memoria, no quiso olvidarse de su esposa Mariko por su "apoyo incondicional". Su cierre fue un abrazo a la ciudad: “Gracias, Jerez, por este reconocimiento y por este premio”.Calixto Sánchez protagonizó algunos de los momentos más distendidos de la gala. SAMUEL VEGA / Cátedra de Flamencología de JerezEl colofón más emotivo fue el Premio Cátedra de Honor para Calixto Sánchez, quien repasó décadas de escenario con humor y alma, señalando que "dejé de cantar hace años y ahora estoy viviendo la paz del jubilado, es decir, cobrar y no hacer nada", despertando las risas entre el público y recordando algunos de los pasajes más singulares de los vividos "desde que en 1965 me subí por primera vez a un escenario, hasta hoy que me he subido a otro".Tras más de 60 años de trayectoria profesional, incidía en que decidió "dejar de hacer kilómetros por Andalucía, España, Estaudos Unidos, América, Japón y media Europa, menos Rusia, que allí no he ido nunca, porque el cuerpo dijo basta y me pidió parar", si bien quiso reivindicar el valor histórico del flamenco como "suma de la memoria de un pueblo, que no olvida nunca sus raíces".Y dentro de su anecdotario laboral, recordaba también con especial gracia y complicidad con el público que tanto él, como Enrique Soto Sordera, también presenté la sala, eran de los artistas más queridos de Japón, no solamente por su calidad, cantaora, sino que por sus rasgos faciales parecían artistas locales. "Cada vez que me encontraba con un compañero que había estado allí, algún espectador siempre le había preguntado por alguno de nosotros dos".La clausura correspondió al presidente de la Cátedra, Fran Pereira, orgulloso del carácter bienal del encuentro y de su prestigio: "al llamar a los premiados, uno siente la fuerza que tienen estos galardones" y a agradeciendo a patrocinadores, equipo y artistas, hacer que la gala se pudiese llevar a cabo y emplazarnos a todos a 2027 y en Jerez se vuelva a respirar flamenco por los cuatro costados en una mañana de noviembre.