Blanco de Cangas, el latido de su viticultura de altura

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En las laderas escarpadas de Cangas del Narcea , donde la viticultura nació hace casi mil años con el Monasterio de Corias, surge Escolinas , un proyecto que desde 2012 mantiene viva la tradición de los viñedos de montaña asturianos. El paraje, apenas 0,6 hectáreas de microfincas imposibles de mecanizar, se extiende por pendientes de hasta un 30% y a más de 500 metros de altitud. Suelos de pizarra, clima extremo y una viticultura heroica definen el carácter de estos vinos precisos y elegantes, nacidos de un paisaje que exige esfuerzo y paciencia. La bodega elabora unas 30.000 botellas en las mejores añadas, tanto de monovarietales como de la clásica mezcla de Cangas que ha marcado la identidad de la zona durante generaciones. Entre ellas destaca el albarín blanco , variedad autóctona del Principado, que combina frescura y profundidad: un 70% fermenta en acero inoxidable y el resto en barricas de roble asturiano de Tineo, con tres meses de crianza sobre lías. En cada botella late la esencia del viñedo, su historia y su paisaje. Escolinas es la expresión pura de una viticultura de altura , donde la tradición se une al cuidado contemporáneo para dar forma a vinos que hablan de origen, identidad y resistencia.