En la calle Porvera de Jerez, un escaparate ha llamado la atención durante décadas de cientos de ciudadanos que se paraban a contemplar su interior: máquinas de escribir, libros antiguos y artículos de décadas pasadas. Arroyo era el nombre de la tienda que despertaba curiosidad e intriga a partes iguales. En los últimos años, casi siempre estaba cerrada, algo que aumentaba más las incógnitas. Hace cuatro años, Arroyo entraba en liquidación y ahora ha pasado a la historia de las cosas de Jerez que se han perdido con el paso del tiempo. Francisco José Ramírez ha compartido en redes unas imágenes del vaciado de la tienda, algo que ha provocado numerosos comentarios. De la nostalgia a la transformación"La verdad es que es una pena, ya que esa tienda obligaba a pararse a todo el mundo para mirar lo que era el pasado, que tan rápido ha pasado. Pero entiendo que esa tienda era más un escaparate de lo que había, que de lo que vendía. Esperemos que se haga un buen negocio y por lo menos la cara de Jerez va cambiando", señala Pedro. Antonio apunta: "Ya era hora. Si se hubiera conservado quizás tendría algún aliciente. Espero que monten algo que dinamice el comercio de cercanía y de vida al centro". Hay quienes ironizan indicando que "siempre he pensado que era una sucursal de la base naval de Rota, la CIA, FBI o la TIA", mientras que otros apuntan que eso "era una selva" o que "debió quedarse como museo". Este adiós a Arroyo no solo marca el fin de una tienda emblemática de Jerez, sino también la despedida a una parte de la memoria de la ciudad. Durante décadas, su escaparate fue un fiel reflejo de un pasado que ya no existe: máquinas de escribir, libros antiguos y objetos que parecían haber quedado detenidos en el tiempo. Aunque en sus últimos años fue un espacio que despertaba más dudas que certezas debido a su cierre intermitente, su desaparición ahora provoca una gran sensación de nostalgia. Como señalan algunos de los comentarios en redes sociales, la transformación del comercio local es inevitable, y mientras que para unos el fin de Arroyo es un cierre de ciclo, para otros es la oportunidad de que surja un nuevo espacio que dé vida y dinamismo al centro de Jerez.