Durante décadas, la siesta fue tradición, mito o costumbre familiar. Hoy, la NASA y varias universidades aportan evidencia sólida sobre cuánto debe durar realmente un descanso ideal. La ciencia revela beneficios inesperados para la atención, la memoria, la salud cardiovascular e incluso la estructura del cerebro. Y la duración perfecta no es la que imaginas.