El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, protagonizó el pasado 13 de octubre una cumbre en Egipto en la que firmó la tregua para Gaza y en la que se jactó de terminar con 3.000 años de conflicto en la región. Lejos de las paredes del Despacho Oval que le oyen repetir la misma idea desde entonces, la realidad sobre el terreno en la Franja es la de unos residentes que carecen de los derechos y de las necesidades fundamentales, y el de un alto el fuego con un camino hacia la paz tan improbable que Kim Ghattas, experta en la región, escribe en The Financial Times sobre la “disonancia entre lo que Trump cree que está consiguiendo” y la realidad. Seguir leyendo