Vivir en Jerez conlleva tener interiorizado que la ciudad cuenta con un zoológico. Pero pocos se habrán parado a pensar desde cuándo funciona y cuáles fueron sus orígenes. El periodista Fulgencio Arias presenta esta semana su nuevo libro, Zoobotánico de Jerez: el sueño de Alberto Durán, una obra que recorre la historia del zoológico jerezano desde la llegada de sus primeros animales hasta la jubilación de su director fundador.El libro nace, según Arias, de una necesidad: "Estuve trabajando un tiempo en el zoo, echando una mano y, con la inquietud de buscar información para la celebración de los aniversarios, descubrí que no había una base documental, ni encontré absolutamente nada que notificara, por ejemplo, que el aniversario se celebraba el 10 de febrero. Entonces empecé a buscar; no había archivo dentro y me metí en el archivo municipal, en la fuente primaria y fundamental de todo el libro".El contenido del libro reúne información y fotos inéditas hasta el momento. MANU GARCÍAEl periodista reconstruye así la génesis de un proyecto pionero en Andalucía: "El origen de todo fue el recibimiento de cinco animales abandonados en el Puerto de Cádiz: un mono dril, dos avestruces y dos chacales. Los trajeron para venderlos a zoos, y los únicos zoos que existían entonces eran en Madrid y Barcelona”. Fueron adquiridos por el Ayuntamiento de Jerez y la llegada de estos ejemplares impulsó la idea de crear un zoológico en la ciudad, que se convirtió en el primero de Andalucía y el tercero de España.El libro desvela detalles poco conocidos sobre la inauguración: "No se inauguró un 10 de febrero, como se creía, sino unos días antes. Nació vinculado a la celebración de San Antón, patrón de las mascotas, y la apertura se aplazó varias veces debido a la lluvia".Arias describe cómo, a lo largo de los años, las instalaciones y el número de animales crecieron de manera casi exponencial. "Con esos cinco animales prácticamente, gallinas de distintas especies... empezó con unos pocos ejemplares, y en 1996 había más de 400 ejemplares", remarca. La idea inicial, explica, surgió de Alberto Durán, entonces director del zoo, a partir de la restauración de los jardines de Tempul: "No era crear un zoo, sino traer algunos animales como un atractivo más. Pero al llegar los animales y surgir la iniciativa, se consolidó la idea".El periodista, en la zona de los patos del Zoobotánico. MANU GARCÍAEl trabajo de Arias se nutre de hemerotecas, actas capitulares y documentos de archivo que le permitieron reconstruir la historia completa: "Gracias a las hemerotecas, primero manual, y al archivo municipal, pude leer toda la documentación, año a año, y ahí se encontraban facturas, solicitudes, invitaciones, cartas personales… era como un ratón de biblioteca", señala.El periodista también destaca la importancia de las relaciones con otros zoos: "Se establecieron relaciones entre los zoos de Madrid, Barcelona, Jerez y algunos del extranjero, sobre todo Londres y centro de Europa. Esto permitió que creciera y se consolidara con el tiempo".Sobre la figura de Alberto Durán, Arias subraya su legado: "El homenaje a Alberto Durán se hizo hace muchos años en el propio zoo, pero ya era hora de que se le hiciera un reconocimiento público por todo lo que hizo. Fue un hombre que se rodeó de personas que le ayudaban en todas estas cuestiones, de manera gratuita, y que contribuyeron al desarrollo del zoo".El libro es un homenaje a Alberto Durán. MANU GARCÍAUn modelo moderno de conservaciónEn su investigación, Arias también destaca la evolución del zoológico hacia un modelo moderno de conservación: "Hoy es un centro de conservación de la biodiversidad. Antes se compraban y vendían animales; ahora todo entra dentro de un proceso de intercambio entre centros de Europa. Sin ese inicio en los años 50, no hubiera sido posible que Jerez participara en programas de preservación de especies como la cerceta pardilla o la reintroducción del ibis eremita".El libro, que combina investigación y narrativa periodística, también incluye fotografías históricas de los primeros animales del zoo y pretende ser un homenaje a quienes hicieron posible su existencia. "Estoy muy contento con el resultado final, gracias a la colaboración de Antonio Aguayo, editor del libro, y a todo el equipo de Peripecias Libros que hizo posible esta obra", concluye Arias.Con Zoobotánico de Jerez, Jerez recupera la memoria de un proyecto emblemático, que desde sus inicios ha marcado la historia de los zoos en España y sigue siendo un referente en conservación y divulgación de la biodiversidad.