NASA atraviesa una de las etapas más inciertas de su historia reciente. Aunque ha sido considerada por más de una década como uno de los mejores lugares para trabajar dentro del gobierno federal estadounidense, las salidas masivas de personal civil y contratado están dejando una huella profunda en su estructura, misiones y clima laboral. Desde propuestas de recortes presupuestarios drásticos hasta cambios internos que alteran el rumbo de prioridades científicas, la agencia espacial enfrenta un reordenamiento que afecta tanto su presente como el futuro de la ciencia en Estados Unidos.Durante 2025, más de 4.000 empleados civiles abandonaron la agencia, según datos proporcionados por la propia NASA. La cifra podría ser mucho mayor si se consideran también los contratistas, que constituyen una parte sustancial del equipo de trabajo. Se trata de la plantilla más reducida desde 1960, y las consecuencias de esta reducción comienzan a sentirse en distintas áreas estratégicas.El impacto del presupuesto y la nueva direcciónEl detonante de esta situación fue la propuesta de presupuesto para 2025 presentada por la administración de Donald Trump. En ella, se plantea una reducción del 25 % en los fondos de la agencia, dejándola con un presupuesto de 18.800 millones de dólares, el más bajo desde el inicio de los vuelos espaciales tripulados. Aunque el Congreso aún no ha aprobado este presupuesto, muchos empleados aseguran que las decisiones internas ya reflejan una implementación anticipada de los recortes.Entre los objetivos centrales de esta reestructuración está el enfoque exclusivo en el programa lunar Artemis, cuyo objetivo es establecer una presencia permanente en la Luna antes que China. Este programa ha sido el único que no ha sufrido recortes ni interrupciones durante los cierres del gobierno. El resto de las misiones, en especial las que abordan el cambio climático, la astrobiología y la ciencia planetaria, están siendo puestas en pausa o directamente eliminadas.La erosión del clima laboral y la confianza internaLos testimonios de decenas de trabajadores actuales y anteriores apuntan a un deterioro notable en el ambiente laboral. Muchos describen la situación como de incertidumbre total: nadie sabe si los proyectos actuales continuarán el próximo mes, ni si habrá nuevas rondas de despidos. La salida de empleados con alta experiencia y conocimiento institucional está dejando vacíos que podrían tomar años en reconstruirse, si es que eso ocurre.Por otro lado, varias áreas como las oficinas de Ciencia, Política Tecnológica y Diversidad han sido cerradas completamente. Las instalaciones de Goddard, el mayor centro de ciencia e ingeniería de la NASA, también sufren reestructuraciones drásticas: laboratorios cerrados, mudanzas forzadas y la clausura de servicios como guarderías o cafeterías internas generan un ambiente de desarraigo.Consecuencias para la ciencia terrestre y la educaciónUno de los efectos colaterales más graves es la despriorización de las investigaciones relacionadas con la Tierra. Programas esenciales para predecir incendios, inundaciones, comportamiento de los cultivos y cambios en los océanos han sido desacelerados o cancelados. El Instituto Goddard de Estudios Espaciales, por ejemplo, perdió su sede en Nueva York, lo que supone un golpe significativo a la investigación climática.Este cambio de enfoque también podría generar un efecto dominó en la comunidad educativa y científica. Miles de estudiantes que aspiraban a dedicarse a la ciencia podrían verse desmotivados ante la percepción de inestabilidad institucional y falta de compromiso con la investigación de largo plazo.El papel creciente del sector privadoEn medio de la transformación, surgen nuevas dinámicas con el auge del sector privado en el espacio. Compañías como SpaceX y otras firmas tecnológicas están tomando un rol más activo en proyectos de exploración, comunicación satelital y servicios espaciales. Esto plantea una redefinición del rol de NASA, que pasaría de ser ejecutora directa a una agencia coordinadora, integradora de esfuerzos público-privados.El renombrado empresario Jared Isaacman, recientemente propuesto nuevamente como administrador de NASA, ha expresado su intención de acelerar los lanzamientos tripulados, aumentar misiones científicas con presupuestos más ajustados y trabajar codo a codo con proveedores comerciales. Su enfoque busca un equilibrio entre exploración humana y descubrimientos científicos, aunque no todos los empleados ven con buenos ojos estos cambios.Riesgos de seguridad y misiones en viloUna preocupación que aparece con frecuencia es la seguridad. Más de 360 trabajadores han firmado una carta abierta advirtiendo sobre los riesgos de reducir personal clave en misiones espaciales. En proyectos de alta complejidad, la falta de expertos experimentados puede significar errores costosos o peligrosos.Misiones como Osiris-Apex, destinada a estudiar un asteroide cercano a la Tierra en 2029, recibieron instrucciones de preparar su cierre en julio, aunque han conseguido financiamiento temporal. Otras, como las de aeronautica experimental, han sido directamente eliminadas o reducidas en su alcance.Un punto de inflexión para el futuro de la agenciaNASA se encuentra en un punto crítico, enfrentando el desafío de adaptarse a nuevas realidades presupuestarias y políticas sin perder su esencia como motor de conocimiento científico. La transición hacia una colaboración más estrecha con el sector privado podría traer eficiencias, pero también plantea dilemas sobre autonomía, prioridades y valores.Lo que está en juego no es solo el futuro de una agencia emblema, sino la continuidad de proyectos fundamentales para entender y preservar nuestro planeta, inspirar nuevas generaciones y mantener a Estados Unidos como líder en ciencia y tecnología.La noticia NASA en crisis: lo que implica la pérdida masiva de personal para la ciencia estadounidense fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.