(ZENIT Noticias / Washington, 09.11.2025).- Durante años, el discurso cultural en Estados Unidos ha tratado ciertas revoluciones sociales como irreversibles. Una vez que la Corte Suprema, en su histórica decisión de 2015 en el caso Obergefell contra Hodges, legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país, parecía que el debate había llegado a su fin. Se nos dijo que el curso de la historia se había inclinado decisivamente en una sola dirección. Sin embargo, la historia, como suele suceder, resulta menos lineal y más cíclica de lo que muchos progresistas suponían.Una década después, nuevos datos sugieren un cambio sorprendente en el sentir estadounidense. Según una reciente encuesta de YouGov/The Economist, el apoyo público al matrimonio entre personas del mismo sexo ha caído al 54%, mientras que la oposición ha aumentado al 33%, con un 13% de indecisos. Si bien las cifras aún muestran una mayoría a favor, el descenso es notable si se compara con las mayorías eufóricas de los años posteriores al caso Obergefell, cuando la aprobación nacional superó ampliamente el 65%, llegando incluso al 70% en el informe de Gallup de 2021.Este descenso quizá no indique un cambio radical, pero sí sugiere que las actitudes morales y sociales son mucho menos estáticas de lo que se cree. La supuesta inevitabilidad del progreso cultural choca con la compleja realidad de una nación que aún lucha por definir el fundamento moral de sus leyes y valores.Curiosamente, la formulación de las preguntas de la encuesta parece haber influido en las respuestas. YouGov planteó su pregunta en términos de legalidad —si el matrimonio entre personas del mismo sexo debería ser «legal o ilegal»—, una formulación que suele suscitar instintos morales más agudos que la más neutral «reconocimiento legal con igualdad de derechos» de Gallup. ¿El resultado? Una mayoría más ajustada. Algunos analistas consideran significativo que, cuando el tema se plantea en términos legales y éticos en lugar de en el lenguaje de la igualdad, la convicción pública parezca menos firme.Más allá de las cifras subyace una tensión más amplia, una que atañe a la esencia misma de cómo la sociedad estadounidense moderna entiende instituciones que antaño tenían un peso sagrado. El matrimonio, como nos recuerda su etimología, deriva de «matris munia», los «deberes de la madre», una institución históricamente ligada a la procreación, la estabilidad y el bien social. Para muchos, su redefinición como un contrato puramente emocional entre dos adultos que consienten lo ha despojado de su esencia antropológica y espiritual.Lo que quizás estemos presenciando es el fruto incipiente de una silenciosa contracorriente: una resistencia nacida no necesariamente de la animosidad, sino del cansancio ante los absolutos ideológicos. En todo el espectro político, algunos estadounidenses comienzan a cuestionar si la llamada «línea progresista de la historia» realmente apunta hacia adelante o simplemente hacia atrás, hacia el significado.La misma encuesta de YouGov también abordó otro tema polémico: la participación de atletas transgénero en deportes femeninos. En este caso, los resultados fueron mucho menos ambiguos: el 64 % de los encuestados se opuso, frente a solo el 19 % a favor. Esta abrumadora desaprobación se ha mantenido constante en varios estudios recientes, lo que refleja un raro punto de consenso en una nación profundamente dividida.Los escépticos podrían argumentar que la muestra tiene una tendencia conservadora o pro-Trump, pero los datos desmienten esa suposición. Solo el 57% de los encuestados se describieron como no partidarios de Trump, y el 35% afirmó no asistir nunca a servicios religiosos; difícilmente un perfil de base tradicionalista. Aun así, el instinto de establecer límites morales sigue siendo palpable entre amplios sectores de la población, sean religiosos o no.Mientras tanto, en varios estados, están surgiendo discretamente nuevas iniciativas legislativas para impugnar el precedente del caso Obergefell. Los legisladores, envalentonados por la revocación en 2022 del caso Roe v. Wade por parte del Tribunal Supremo, están presentando mociones para que los magistrados revisen la sentencia sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Para estos defensores, la comparación es más que simbólica: si la nación pudo revocar una decisión «consolidada» sobre el aborto después de casi cincuenta años, ¿por qué no una de menos de una década?Estados Unidos, entonces, se encuentra en un peculiar interregno moral, atrapado entre dos épocas, ninguna de las cuales puede proclamarse vencedora. Por un lado, se encuentra la creencia de que el progreso moral es inevitable, que la historia siempre tiende hacia una mayor autonomía individual. Por otro, un creciente escepticismo, la sensación de que algunos “avances” pueden haberse logrado a costa de la coherencia, la comunidad y la verdad.Quizás la lección más reveladora de este momento sea que ningún triunfo cultural es inmune al reexamen. La suposición de que la evolución moral avanza en una sola dirección siempre ha sido más ideológica que histórica. Los seres humanos no viven en una línea temporal; viven en la conciencia. Y la conciencia, a diferencia de la historia, puede cambiar de rumbo.Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.The post Por primera vez en una década, el apoyo a uniones gays equiparadas a matrimonio toca fondo appeared first on ZENIT - Espanol.