La agonía de la niña Omaira Sánchez, de 13 años, enterrada hasta el cuello entre el lodo y los escombros, se convirtió hace 40 años en símbolo de la tragedia del pueblo colombiano de Armero en cuyas ruinas sobresale una escultura suya, rodeada de centenares de placas de agradecimiento, y transformada en objeto de culto popular.Seguir leyendo....