Papá murió un 28 de marzo. No había cumplido los 87 y pesaba cincuenta kilos. Tenía la cara aspirada por la muerte. El gesto se le había disuelto en una mueca durmiente, casi exhausta. «Lo que más duele de todo esto es el desarraigo», dijo mi tío cuando cerraron el ataúd. Yo no supe qué contestar. No tuve palabras a la altura de sus certezas . «Lo que más duele de todo esto es el desarraigo». El hermano de mi padre nació en Francia, se crio en Venezuela y desde hace más de quince años vive en Estados Unidos. Sus padres –mis abuelos– y su hermano mayor –mi papá– cruzaron andando la frontera entre España y Francia y se radicaron... Ver Más