El otro día me contaron la historia de un jovencísimo médico vallisoletano de esos que escriben de el New England Journal of Medicine o en The Lancet sin despeinarse porque son buenos, muy buenos. Gente de aquí, de los que te encuentras en el supermercado pero que no reparas en ellos porque sus pantalones, su chaqueta y su abrigo son normales, hasta su compostura en la cola de la caja es normal…. A veces, un cierto aire despistado son la única pista para distinguirles. La proeza del joven médico tenía que ver con la nefrología o algo que se le parecía. Quien hablaba de él era otro médico que se emocionaba por los logros de «uno de los suyos». Cuando... Ver Más