No tengo dinero para comprarte un pabellón en las ferias, un escaparate al mundo. Tengo polvo, arena en los bolsillos; pero también palabras para abrir esta ventana y dejar que se oreen tus estancias, que son las mías. La palabra para contar cómo vuelan los pájaros en tus cielos azul y pureza, mirador al universo y a las estrellas, puerta del firmamento, puestas de sol y eclipses. La palabra para describir el dorado de tus sillares al anochecer, el sueño de las palomas, los versículos escritos en tu piedra románica, sus portadas labradas, las volutas de los capiteles; los canecillos que sostienen sus estructuras y tejadillos medievales, los canalones que recogen las lluvias de los últimos días y las escupen... Ver Más