Durante más de un siglo, estas esculturas colosales diseminadas por las montañas de Armenia dejaron más preguntas que respuestas. Ahora, nuevas excavaciones y una datación precisa revelan que los vishaps —las enigmáticas “piedras de dragón”— fueron levantados hace más de seis mil años como parte de un sistema ritual ligado al agua y al paisaje sagrado de las primeras sociedades del Cáucaso.