La condena explícita de la gestación subrogada en la reciente resolución del Parlamento Europeo sobre la Estrategia de Igualdad de Género 2025 de fecha 13 de noviembre de 2025, es un paso crucial para visibilizar y combatir esta forma de violencia estructural contra las mujeres. Esta resolución sostiene que la gestación subrogada, especialmente cuando se comercializa, implica una profunda explotación reproductiva y una vulneración directa de los derechos humanos de las mujeres. No se trata solo de un asunto de ética reproductiva, sino que esta práctica entraña violencia física, psicológica y económica, afectando especialmente a mujeres vulnerables, muchas veces en contextos de pobreza o desigualdad extrema. Punto 14: “Condena la práctica de la gestación subrogada, que implica la explotación reproductiva y la utilización del cuerpo de la mujer con fines lucrativos o de otra índole, en particular en el caso de mujeres especialmente vulnerables en terceros países; insta a la Comisión a que adopte medidas para apoyar la erradicación de este fenómeno”.La resolución del Parlamento Europeo llega a la conclusión del punto 14 basándose en un marco integral de protección de los derechos de las mujeres, la no discriminación y la eliminación de la violencia de género. Esta condena no surge de una referencia aislada, sino de un conjunto de disposiciones previas que enfatizan la autonomía corporal, la lucha contra la explotación sexual y la discriminación de las mujeres y niñas. No es una afirmación aislada, sino una conclusión derivada del compromiso de la UE con la Agenda 2030 (ODS 5: igualdad de género). La resolución urge a la Comisión a tomar medidas para erradicar esta práctica, alineándose con el Índice de Igualdad de Género 2024 de la EIGE (que muestra avances moderados pero persistentes desigualdades). Esta postura refleja un consenso progresista en el Parlamento para priorizar la dignidad y autonomía de las mujeres sobre prácticas comercializadoras del cuerpo.Esta condena se suma al contundente informe de Reem Alsalem, Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, que identifica la gestación subrogada como una forma de trata de personas y explotación reproductiva, que mercantiliza el cuerpo femenino y genera daño irreparable tanto a las mujeres gestantes como a los niños nacidos bajo estas condiciones. Aquí se puede leer el informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias. Las distintas manifestaciones de violencia contra las mujeres y las niñas en el contexto de la reproducción subrogadaAlsalem alerta sobre la vulnerabilidad extrema de las mujeres que acceden a ser madres subrogadas, quienes muchas veces carecen de verdadera autonomía y son sometidas a un sistema que las cosifica y las reduce a simples vehículos de reproducción para terceros con poder económico. El informe pide la abolición total de esta práctica, señalando que la protección de los derechos humanos exige que no se reconozca legalmente ningún contrato ni filiación derivada de la subrogación, y que se sancione a compradores, intermediarios y agencias que lucran con esta forma de violencia. En este sentido, la resolución europea reclama acciones coordinadas para erradicar esta práctica y fortalecer mecanismos de defensa para las mujeres afectadas.Este posicionamiento no solo pone en jaque la naturalización de la subrogación como alternativa reproductiva, sino que es un llamado urgente a repensar nuestras sociedades desde un paradigma feminista y de derechos humanos que defienda la integridad, la autonomía y la dignidad de las mujeres. Reconoce la maternidad como un acto de pleno derecho y libertad, no como un servicio mercantilizable, y exige que se ponga fin a la utilización de los cuerpos femeninos como objetos reproductivos. La condena a la gestación subrogada es, pues, una declaración de principios feministas firmes frente a un sistema que perpetúa desigualdades profundas y violencia estructural.Además, esta resolución encarna un compromiso con la justicia reproductiva, señalando que mientras persista la mercantilización de la maternidad y la explotación reproductiva, no podremos hablar de verdadera igualdad ni de respeto a los derechos fundamentales de las mujeres. Por eso, invitar a la reflexión sobre este tema crucial es también invitar a ampliar el concepto de violencia contra las mujeres, incorporando las nuevas formas que adopta en contextos globalizados donde el cuerpo femenino sigue siendo campo de dominio, control y segregación social.En conclusión, la resolución del Parlamento Europeo y el informe aclarador de la Relatora Especial Reem Alsalem representan una oportunidad histórica para que las sociedades europeas, y el mundo en general, avancen hacia la abolición definitiva de la gestación subrogada como forma de violencia contra las mujeres y un ataque a la dignidad humana. Es momento de defender con firmeza el derecho de las mujeres a no ser explotadas ni violentadas a través de sus cuerpos y procesos reproductivos, y de construir un futuro donde la maternidad y la gestación sean siempre actos libres, conscientes y protegidos por el marco de derechos humanos.