Pocas veces un estudio científico puede tener un impacto beneficioso en la vida diaria de tantos millones de personas, explican los cardiólogos Valentín Fuster y Borja Ibáñez. Hace un par de meses, su equipo presentó los resultados de un ensayo clínico con 8.500 voluntarios que mostró que los betabloqueantes ―unos fármacos que se recetan de por vida tras un infarto desde hace décadas― “no aportan beneficio alguno” a la mayoría de estos pacientes, aquellos que mantienen su capacidad de bombeo del corazón. “Hablamos de decenas o cientos de millones de personas en el mundo, es una barbaridad”, resume Ibáñez, en una sala del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) con vistas al norte de Madrid. Sus conclusiones, sin embargo, se toparon con un cierto escepticismo. El número dos del Ministerio de Sanidad, el médico de familia Javier Padilla, llegó a afirmar que había “artículos contradictorios en este ámbito” e incluso criticó "los cantos de sirena de hallazgos que pueden ser muy llamativos".Seguir leyendo