Un Stabat Mater para las bellas artes de las cofradías de Sevilla

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La pregunta que rondaba la tarde noche de este sábado en la mente de la Sevilla que decidió salir a las calles, que fue mucha, a vislumbrar la semejante composición artística que la hermandad del Museo ha regalado a la ciudad es cuántos años habrán de pasar para volver a contemplar dicha obra: el Cristo de la Expiración que tallara Marcos Cabrera hace cuatro siglos y medio y la Virgen de las manos entrelazadas , la de las Aguas, de rodillas ante su Hijo. Y todo ello en jornada de otoño, que pasó de fresca a fría cuando cayó la noche, enmarcada con los sones de las marchas interpretadas por la Oliva de Salteras , que cerró la noche, como no podía ser de otra manera, con Virgen de las Aguas, lo que arrancó unos aplausos, entre un quiero y no puedo. La combinación del Cristo de la Expiración y los sones como Amarguras, Soleá dame la mano, Cachorro (Saeta sevillana) o Mater Mea, casi sin quererlo, hacía evocar lo que sucedió en el Cachorro después de aquel Santo Entierro Magno en el que decidió cambiar las cornetas y tambores por las marchas de palio. Puestos a soñar… Tras la misa matutina presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, en el altar dispuesto delante del monumento funerario de Cristóbal Colón de la Catedral , la hermandad se disponía a celebrar el acto central para conmemorar los 450 años de su fundación . La hora marcada eran las cinco. Todo eran nervios en el interior de la Seo. En el exterior el Centro vivía otra tarde de éxtasis turístico: sol, buen tiempo y una invasión allá por donde mirases. De hecho, muchos de los que se agolpaban en la Puerta de Palos del templo metropolitano desde poco más de las cuatro y media de la tarde eran turistas. Era fácil identificarlos por su cara de asombro al ver ante sus ojos el majestuoso Stabat Mater de la hermandad el Museo sobre el paso del Cristo de la Expiración, a cuyos pies había dispuesto la corporación a la Virgen de las Aguas elegantísima enjoyada. Pero no fueron los primeros que la disfrutaron. En las naves de la Catedral, los visitantes del templo pararon sus pasos al escuchar el llamador de las andas y todos, móvil en manos, se pusieron a grabar lo que nunca antes vieron cuando el Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas bajaban la rampa del altar efímero para, mientras se celebraba la eucaristía en inglés de los sábados a las cinco de la tarde, tomar el camino que le llevaría hasta la Virgen de los Reyes , la patrona de la ciudad y la Archidiócesis, mientras Allí, una ofrenda floral mutua, y la primera Salve de la tarde, rezada por Marcelino Manzano, canónico y delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, quien acompañó a la junta de gobierno hasta que abandonó el templo catedralicio. Escuchando la oración (llorando en este valle de lágrimas / Ea, pues, Señora Abogada Nuestra/ vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos) era inevitable buscar el rostro nacarado de la Virgen de Cristóbal Ramos, quien la creó, tras la inspiración de Murillo, cómo la han visto los ojos de la ciudad este sábado, para ir arrodillada delante del Cristo con las manos entrelazadas.