María Salomé Ballesteros murió sin saber que sus advertencias durante la compra de material sanitario en la pandemia resurgirían años después como símbolo de la integridad de quienes se enfrentan a las presiones del poder: "Me da igual de dónde venga. Soy funcionaria y tengo que comprobar unos mínimos", escribió. Junto a ella otros dos empleados públicos encendieron las alarmas ante una superior hoy imputada Leer