La querida, sucia y vehemente Nueva York fue la primera ciudad en la que se aplicó la muy neoliberal doctrina del shock, a mediados de los años setenta, tras una feroz crisis fiscal, justo cuando los Chicago Boys estaban descubriendo que podían dar golpes de Estado en América Latina de la mano de la CIA para testar las recetas del llamado capitalismo del desastre. “Nueva York es todo”, escribe Paul Auster en 4 3 2 1: medio siglo después, en la ciudad del 11-S acaba de ganar un musulmán; en el corazón del capitalismo ha triunfado un socialista; en uno de los bastiones del Partido Demócrata un joven de 37 años, Zohran Mamdani, ha dinamitado el establishment del centroizquierda estadounidense, sea lo que sea eso. El éxito del nuevo alcalde, con un cóctel de políticas contra la precariedad, nos dice que de alguna manera el crash de Lehman Brothers sigue con nosotros: la Gran Recesión trajo radicalismo de ultraderecha, y nos sorprende ahora con el regreso inesperado del socialismo en una ciudad disruptiva y marcada por la diversidad racial, la desigualdad, la financiarización, los sándwiches de 30 dólares, los alquileres por las nubes —y los salarios estancados. De ese maremágnum estaba saliendo ganadora la ultraderecha en casi todo el Atlántico Norte (y en buena parte del Sur). Mamdani es una puerta abierta a un ya veremos.Seguir leyendo