Otro año más en mi recuerdo

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Este 12 de noviembre se cumplieron 89 años de los fusilamientos en A Caeira (kilómetro 1 de la carretera de Campañó, tal como se recogía) "de 10 homes bos e xenerosos", después de un juicio sumarísimo, sin garantías y condenados previamente. Su crimen, defender el régimen legalmente instituido de manera pacífica y creer en la libertad. Una farsa de juicio, en el que fueron condenados por alta traición. El juez municipal firmó las actas de defunción, en las que ocho habían fallecido por hemorragia interna y dos por colapso cardíaco (no habían sido fusilados). Estos días he estado viendo todo el sumario (Causa sumarísima 660/año 1936, Octava División Orgánica, Plaza de Pontevedra, Juzgado Eventual) contra el capitán de asalto Juan Rico González y los paisanos que son los otros 9, entre los que estaban mi tío y mi tío abuelo: un despropósito, una farsa, gente sin escrúpulos ni formación jurídica suficiente. Se condena por indicios. ¿A qué les recuerda? Pero en este caso se les condena a muerte. El juicio sumarísimo se celebró el 30 de octubre de 1936 en la Diputación de Pontevedra, habilitada como Juzgado, y la sentencia es de fecha 31 de octubre de 1936, por lo tanto, muy motivada y meditada. Eso eran la justicia y la ilegalidad. Mi recuerdo y homenaje al capitán de la Guardia de Asalto Juan Rico (41 años), los médicos Telmo Bernárdez (55 años), Amancio Caamaño (42 años) y Luis Poza (27 años), los maestros Paulo Novás (36 años), Benigno Rey (27 años) y Germán Adrio Mañá (48 años), al impresor Ramiro Paz (45 años), al periodista Víctor Casas (36 años) y al abogado José Adrio Barreiro (26 años). No os olvidamos, mientras haya memoria. Como todos los años, se iba a realizar un acto y ofrenda floral en el monumento situado en la calle José Adrio Barreiro, conocida como la pasarela (al lado de la calle 12 de noviembre). Finalmente fue suspendido por el pronóstico del tiempo. El pasado 31 de octubre, al igual que el año pasado, tuve el honor de asistir en el Auditorio Nacional de la Música, en Madrid, al acto de homenaje a todas las víctimas del golpe militar, de la guerra y de la dictadura. Un acto precioso y emotivo, donde se homenajea a caídos en un bando y otro. Este año se hizo entrega de la Declaración de Reconocimiento y Reparación a: Federico García Lorca, Mª Luisa Ramos Barril (exiliada y víctima de Mauthausen), Vicente Rojo Lluch (militar), María Moliner (archivera, filóloga), Antonio Menchén Bartolomé (socialista y de UGT), Margot Moles Piña y su esposo Manuel Pina Picazo (atleta y militar, esquiadores ambos), Diego José Paulino Ventaja Millán (obispo de Almería asesinado y víctima de la persecución religiosa), Joaquín Moreno Tormos (CNT-FAI), Josefina Semper Rojas (militante comunista y activista obrera), Melchor Rodríguez García (socialista y anarquista español), Ana Belén Pintado Lucas Torres (bebé robado) y su madre biológica Pilar Villora García, Manuel Ciges Aparicio (periodista, escritor y político, Generación del 98), los gallegos Maruja y Cristino Mallo (pintora y escultor y Premio Nacional de Arquitectura, respectivamente), Luis Buñuel (director de cine) y las 12 costureras de la Fosa de Viznar. Dicho acto fue dirigido por Xabier Fortes y la entrega la realizaron el ministro de Memoria Democrática y el presidente del Gobierno. En nombre de todas las víctimas, tomó la palabra, en agradecimiento, Laura García Lorca, sobrina de Federico García Lorca. Dicho acto fue amenizado con una música muy bien escogida: la Orquesta y Coro Europeo de Madrid, dirigida por Adriana Tanus, que interpretó 'A silence Haunts me' de John Adams y Todd Boss; y Marta Elola interpretó maravillosamente 'Gallo Rojo, Gallo Negro', de Chicho Sánchez Ferlosio, acompañada por la Escuela de Danza 'Mar de Violetas', dirigida por Candela Guerrero, con una magnifica coreografía. Se cerró con 'Mi querida España', de Cecilia, con la letra sin censura, pues la que escuchábamos en el disco era censurada y se había suprimido "esta España muerta" y "España blanca, España negra". En aplicación de la Ley de Memoria Democrática, les ha sido concedida la nacionalidad española a 171 descendientes de brigadistas internacionales. Gracias a ella la han adquirido también nietos, tanto de exiliados como de emigrantes españoles. Y sirva este artículo de homenaje también a todas esas personas anónimas que están en las cunetas, fondeadas en la ría y por todo el país, hombres y mujeres que dieron la vida por España, lema del que después se adueñaron los vencedores, como si los demás no amaran España. Mi reconocimiento especial a las mujeres viudas, a las represaliadas, encarceladas, que supieron sobrevivir y, con grandes penurias, sacaron a sus hijos adelante, en silencio, pero con dignidad. Unas callaron para siempre, por miedo y por proteger a sus hijos, y otras transmitieron la historia. Y hoy, más que nunca, dignidad y reconocimiento a los que tanto debemos. Hoy, más que nunca, hay que defender la democracia frente a los populismos, para que no vuelva "esa España muerta, esa España negra" que muchas recordamos.