“¿El lago acaso habla? ¿Respira? ¿Tiene vida? Sí, para nosotras sí”, afirma Soraya Poma, presidenta de la Red de Mujeres en Defensa del Lago Titicaca. Con 40 años, mirada firme y cabello trenzado, Poma lidera la agrupación que reúne a 45 integrantes de distintas localidades de la región de Puno, Perú. A 3.827 metros de altitud, a estas mujeres no solo las une la preocupación por la contaminación, sino también el vínculo con su cultura y sus descendientes. “[El lago] está enfermo. Los peces están desapareciendo. Es una inquietud grande. Por eso estamos luchando. ¿Qué les va a esperar a nuestras futuras generaciones?”, sostiene. Seguir leyendo