Laura Ballarín, eurodiputada: «Las plataformas tecnológicas saben hasta cuándo una niña está deprimida para hacer negocio»

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Laura Ballarín , eurodiputada del grupo PSC en el Parlamento Europeo, ha realizado recientemente una visita fugaz a Madrid y ha explicado a ABC cuáles son las actuales líneas de trabajo en las que se está trabajando en Europa para proteger a los menores del impacto del entorno online. ¿Qué se está haciendo desde el Parlamento Europeo para dar una respuesta a las necesidades e inquietudes de las familias, que muchas veces se encuentran solas para proteger a sus hijos en el espacio digital? La legislatura pasada se pusieron en marcha varias leyes como la Ley de Inteligencia Artificial de Servicios Digitales que, por primera vez, ponía el foco en la responsabilidad que tienen las plataformas tecnológicas, que son las dueñas del contenido que circula en ellas. Creo que es especialmente significativo porque, hasta el momento, estas compañías aseguraban que ellas ponían la red, pero que eran los usuarios los que compartían ciertos contenidos, por lo que ellas no eran responsables de lo que circulaba o se consumía. En definitiva, hoy ya tenemos esta ley y desde el Parlamento Europeo y pedimos a la Comisión que se implemente. De hecho, hay varios procedimientos de investigación abiertos contra Snapchat, contra YouTube, Meta o TikTok porque se considera que no han hecho lo suficiente para con el fin de proteger de manera eficaz a los menores. Creo que es algo muy importante y que se ha puesto en marcha tras una llamada a la acción de familias, educadores, médicos, pediatras... que han hecho ver a los poderes públicos que el espacio digital estaba sin regular, lo que no puede ser. Por tanto, se están dando algunos pasos, pero hay que ir más allá para avanzar en aspectos que no están cubiertos. ¿A qué aspectos se refiere en concreto? Pues a los diseños adictivos, por ejemplo, lo que es el 'scrolling infinito', de los colores que se usan, 'double check' azul en WhatsApp o que te ponga 'está escribiendo'... ¿Qué consecuencias tiene todo esto? Pues que pasemos más tiempo en las plataformas y que ellas hagan negocio. Y cuanto más tiempo, más dinero ganan. Hay unos ingenieros muy sofisticados en Silicon Valley, y en otras partes del planeta, que desarrollan herramientas para que pasemos el mayor número de horas enganchados. Otro elemento clave, la transparencia algorítmica. Hay que preguntarse por qué según lo que estemos viendo en la pantalla, al dar al scroll, pasar reels o TikToks, te promocionan un contenido o otro. Pues porque están usando nuestros datos en función de nuestra edad, género, gustos... y vemos que, sobre todo en el caso de los menores de 13 a 17, les muestran contenidos muy dañinos, que les provoca depresión, autolesiones... Son espirales de contenidos tan dañinos que hacen que empiecen viendo, por ejemplo, un producto de belleza y acaba en autolesión. Eso se llama madrigueras de conejo. Es, además, muy importante que no se vendan espacios en estas plataformas a empresas que quieren hacer negocio porque está comprobado, y lo han dicho extrabajadores de estas compañías, que saben la edad que tienen los usuarios, que saben hasta cuándo una niña está deprimida... para hacer negocio. ¿Cómo lo saben? Porque la niña borra un selfie al cabo de tres horas. ¿Y? ¿Eso qué quiere decir? Pues que no ha tenido likes suficientes. Entonces ella se siente vulnerable, que no gusta lo suficiente, y es ahí es cuando le meten la publicidad de un skincare, de un producto de belleza... Y de ahí a muchas otras cosas peores. Tenemos que acabar con todo ello. También hay que abordar las 'cajas botín' en videojuegos que hace que muchos niños se vuelvan adictos al juego, o también el marketing de influencers porque hay muchos de estos personajes que tienen gran influencia en nuestros menores y no están promocionando conductas sanas. Todo esto debemos abordarlo en más leyes. ¿Hace falta una alfabetización digital por parte de la sociedad? Efectivamente, es necesaria una mayor alfabetización digital para que los adultos sean conscientes del peligro que corren sus niños con esos dispositivos, webs o videojuegos y les limiten el uso. Por eso hay asociaciones que se han unido y trabajan para que la presión social, que es muy importante en las familias y en las escuelas, retrasen la edad de entrega del primer smartphone lo máximo posible, hasta los 16 años. Yo hablo con muchos padres que me dicen «si yo no quiero darle un smartphone a mi hijo, pero es que me lo pide llorando porque es el único de su clase que no lo tiene. Y si no lo tiene, le hacen bullying, se siente marginado...». Hay que ser fuertes, por un lado, para no caer a la presión social y también para que las familias entiendan los riesgos que corren. Por otro lado, es esencial tener un sistema de verificación de edad eficaz, porque si no está permitido el acceso de menores de 13 años a las redes sociales -que ahora mismo ya está prohibido, entre comillas-, si un niño se crea una cuenta, el sistema le pregunta si tiene 13 años y si contesta que sí, pues puede acceder. Vamos a poner coto a esta situación y de manera efectiva. Los padres deben ser conscientes de cómo funciona este mecanismo porque los hijos se saltan los controles parentales actualmente al manejar mucho mejor la tecnología que sus progenitores. Por ello, la alfabetización es fundamental, al igual que lo es el tiempo de uso que hacemos los adultos delante de nuestros hijos, y es que estamos demasiadas horas con los dispositivos. Para esos padres preocupados por lo que ven que se les viene encima con sus niños pequeños, y para aquellos que ya están desesperados cuando sus hijos pasan tantas horas frente a una pantalla, ¿cómo les podrías explicar por qué se tarda tanto en decidir una normativa tan necesaria? Estamos hablando de regular un espacio digital que no estaba regulado. Entiendo la frustración de las familias que quieren tener una respuesta rápida, pero es un fenómeno nuevo, hace 20 años que aterrizaron las redes sociales en nuestras casas y desde el 2012 que lo hicieron a través de dispositivos móviles. En realidad, tampoco es tanto tiempo para poner puertas a campo, en este caso digital. Lo comparo con la regulación de los océanos o del aire. Es que estamos hablando de regular desde cero un espacio digital y sobre todo lo hacemos frente a gigantes tecnológicos. No es que sea David contra Goliat..., pero un poco. Lo esencial es que se van a tomar medidas a nivel europeo, porque ahora nos enfrentamos a estos gigantes tecnológicos en la UE, uniendo los 27 países, 450.000.000 de usuarios que les dan mucho dinero a estas plataformas, y podremos realmente hacer fuerza. Y lo estamos viendo, nos están haciendo chantaje y les están doliendo las medidas que estamos tomando. ¿Chantaje, en qué sentido? Bueno, hemos visto cómo el presidente Trump ha dicho que si siguen aplicándose las leyes digitales europeas nos pondrán aranceles, que va a vetar la entrada a funcionarios europeos que implementan esta ley... Yo, a eso, lo llamo un chantaje y básicamente ha venido precedido de una demanda de CEOs de estas empresas pidiéndole a él que solicite a la Unión Europea que no se apliquen estas leyes. Se complica la situación... Quiero ser optimista porque no estamos cediendo, hay que seguir. No obstante, el drama es global porque esto empezó en Estados Unidos con una demanda de miles de familias contra cinco grandes compañías, y las llevaron al Senado. Pudimos comprobar cómo estos propietarios por sí mismos no van a tomar medidas porque su modelo de negocio está basado en seguir como hasta ahora. Tenemos que trabajar para que las familias puedan sentirse seguras porque muchas se preguntan qué están haciendo mal, ven cómo Instagram está arrebatando la infancia o adolescencia a sus niños, o menores y jóvenes que deciden quitarse la vida. Yo he lanzado una web ' Share to Protect ' precisamente para recoger todo tipo de testimonios y me están contando auténticos dramas cada día. El suicidio es el último estadio de un malestar, y es absolutamente horrible. Es la primera causa de muerte entre nuestros menores en Europa y es un drama colectivo al que tenemos que poner frente. Pero hay muchos estadios intermedios de trastornos alimentarios, autolesiones..., que destrozan a familias porque invalida a los jóvenes para que estudien y les dejan secuelas muy graves de por vida. Creo que hay un despertar global y de las familias. Es importante mandar este mensaje de que los poderes públicos y los legisladores escuchamos y recogemos el guante de lo que nos traslada la sociedad para poner en marcha más medidas. Pero es verdad que debe ser una acción conjunta entre el mundo educativo, las familias y los poderes públicos. ¿Y para cuándo esta nueva ley? Se espera que para el año que viene. Es lo que nos ha dicho la Comisión Europea. Desde el Parlamento Europeo pedimos que se acelere, y ya estamos viendo cómo varios Estados, como España, Francia o Dinamarca están impulsando este debate de una edad mínima digital y unos sistemas de verificación de edad. Se está trabajando ahora mismo con un proyecto piloto que tiene la Comisión Europea, en el que España participa, y eso quiere decir que en los próximos meses va a haber encima de la mesa una herramienta que los Estados pueden usar para empezar a poner coto a algunas webs y algunas plataformas para poder empezar a poner límites al contenido que ven nuestros menores.