El mundo arranca una de las negociaciones climáticas más decisivas de la década. Desde el 10 hasta el 21 de noviembre, Belém do Pará es la sede de la COP30, la primera Conferencia de las Partes celebrada en la Amazonía, ese bioma que sostiene el equilibrio climático planetario y que, al mismo tiempo, vive una amenaza de colapso. Gobiernos, organizaciones y pueblos indígenas preparan sus estrategias. Pero otra voz, tan antigua como silenciada, reclama también ocupar su lugar en la mesa global: la de los pueblos afrodescendientes. Seguir leyendo