El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

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Mientras los populares intentan aglutinar al voto conservador en Extremadura, donde tendrá lugar la primera cita con las urnas, la dirección de Feijóo deja en manos de la extrema derecha el relevo de Mazón en un contexto de crecimiento de los de Abascal en todas las encuestasFeijóo cierra en falso la crisis de Mazón y se encomienda a la extrema derecha para su relevo La paradoja se repite desde que el Partido Popular salió de La Moncloa, en 2018: el surgimiento y refuerzo de Vox obligan a la formación ahora en manos de Alberto Núñez Feijóo a depender del de Santiago Abascal para poder mantener el poder o alcanzarlo en distintas administraciones mientras, a la vez, ambas fuerzas compiten y protagonizan una lucha encarnizada por el mismo electorado. La primera decisión de Feijóo cuando llegó a la presidencia del PP tras desterrar a Pablo Casado fue avalar un gobierno en coalición con la extrema derecha en Castilla y León. La que por el momento es la última ha consistido en dejar en manos de Vox la continuidad o no de un gobierno de derechas en la Comunitat Valenciana. La plaza es una de las joyas del poder conservador y el líder del PP ha avalado que Carlos Mazón renuncie a continuar como president sin nombrar a un sustituto, de forma que los populares valencianos, que no tienen mayoría absoluta en Les Corts, deben acordar con la extrema derecha el nuevo candidato. Todo ello, a las puertas de un nuevo ciclo electoral, con lo que implica. Feijóo se somete a Vox en un buen momento para los de Abascal y a punto de que comience un carrusel de elecciones el próximo 21 de diciembre, con las autonómicas de Extremadura. Después llegarán las andaluzas y las de Castilla y León, además de las municipales y, más tarde, las generales, en principio en 2027, como repite el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cada vez que tiene una oportunidad. La extrema derecha lleva ya meses marcando la agenda del PP, que ha tenido que asumir algunos de los postulados más ultras de Vox en materias sensibles como la Igualdad o la inmigración para intentar frenar las fugas de votantes. Y el partido de Abascal no deja de crecer en las encuestas mientras los populares se estacan. En este escenario es de esperar que la dirección de Vox venda caro su apoyo a cualquier candidato del PP para sustituir a Mazón al frente del Consell. La formación ultra ya ha dejado claro, además, que en caso de que no haya acuerdo no teme a unas elecciones en la Comunitat Valenciana, donde el desgaste de la gestión de la dana por parte del Ejecutivo de Mazón ha impulsado a la extrema derecha, según todas las encuestas. Por el momento, en las primeras conversaciones que mantuvieron las direcciones de ambos partidos la semana pasada Vox ya ha revelado que sus exigencias para elegir a un nuevo president pasan por que el PP asuma su agenda negacionista sobre el cambio climático así como sus posturas xenófobas respecto a los migrantes. El viernes se celebró un nuevo encuentro en secreto en València con representantes de la dirección nacional de Vox y del PP de la Comunitat Valenciana que sirvió según ambas partes para “constatar buena voluntad de negociación”. Vox trasladó la necesidad de que el PP “decida quién va a ser su nuevo candidato a la Generalitat Valenciana para, una vez designado, poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunitat Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez”. Y, el domingo, Feijóo consideró que “saldrá todo bien” en las negociaciones, según informa Europa Press, aunque Abascal, a lo largo del fin de semana, dejó claro que Vox no teme elecciones en la Comunitat Valenciana. Si durante estas negociaciones los populares aceptan los postulados de Vox, la agenda extremista será la agenda de presentación del PP de cara al nuevo ciclo electoral. Y todo ello dificultará aún más esa imagen de partido centrado y moderado que Feijóo trata sin éxito de defender prácticamente desde que se instaló en Madrid, pero que no consigue materializar por la competencia con la extrema derecha que le ha obligado a virar ideológicamente en numerosos aspectos y que provocan rencillas internas entre los sectores más radicales y los más moderados del partido. Las alianzas aún vigentes Además de en cientos de ayuntamientos pequeños, PP y Vox gobiernan en coalición en plazas tan importantes como la ciudad de València, Burgos, Valladolid, Ciudad Real, Móstoles o Alcalá de Henares y el PP aún depende de los votos de la formación de Abascal para poder legislar en comunidades autónomas como Aragón, Castilla y León, la Región de Murcia y Balears. En las cuatro, junto a Extremadura, los dos partidos también gobernaron en coalición hasta que en julio de 2024 Vox decidiera salir de los ejecutivos por el beneplácito inicial de la dirección de Feijóo a acoger en sus comunidades a menores migrantes. El balance de esas alianzas forzadas se ha traducido en recortes de derechos principalmente de las mujeres, los migrantes o el colectivo LGTBIQ+, además de en memoria democrática. En la última semana, los principales dirigentes del PP se han visto de nuevo obligados a hacer equilibrios con Vox. Feijóo encaja las lecciones de José María Aznar cada vez que coinciden y el expresidente siempre le pide alejarse de los “populismos”, donde engloba también a la extrema derecha. El expresidente se lo dijo directamente en la presentación de su libro el 30 de octubre. Y se lo repitió este mismo viernes, durante un acto en una universidad católica madrileña. “La polarización lleva a la polarización”, le advirtió Aznar, que consideró “muy importante que el PP gobierne consiguiendo que una mitad [de España] no odie a la otra mitad”. Génova 13, en cambio, sigue optando por la línea dura para tratar de pescar votos en la extrema derecha. Pero ahora la prioridad de la dirección de Feijóo es mantener el gobierno de la Comunitat Valenciana, lo que ha precipitado el deshielo de la relación entre el líder del PP y Abascal. Ambos hablaron el martes, sin que se produjera ningún avance para encontrar un sustituto a Mazón. El lunes, ante el Comité Ejecutivo de PP, el propio Feijóo ya rogó expresamente a la extrema derecha estar “a la altura” y “facilitar cuanto antes” la elección del nuevo presidente de la Generalitat, ya que, según dijo, es la tarea política “más urgente”. El mensaje lo han repetido a lo largo de la semana otros miembros de la dirección nacional del PP, como el secretario general del partido, Miguel Tellado, que pidió a Vox “evitar” unas elecciones porque “ningún valenciano entendería” que ahora se “paralizara” la reconstrucción tras la dana por el proceso electoral. Vox, mientras tanto, trata de salvaguardar su posición privilegiada en la negociación manteniendo un tono duro respecto a la dirección de Feijóo. En una entrevista en La Vanguardia publicada este fin de semana, Abascal aseguraba estar “acostumbrado” a que el PP les intente “engañar” y a que “no cumpla con sus compromisos”. “De hecho, tuvimos que abandonar los gobiernos regionales”, recordó. Por eso ahora en Vox serán “mucho más firmes y mucho más exigentes” a la hora de negociar con ellos la presidencia valenciana, pero también los gobiernos que puedan depender de la extrema derecha en el nuevo ciclo electoral. “Nosotros tenemos una posición política y aquel con el que lleguemos a un acuerdo tendrá que asumir esa parte de nuestras posiciones políticas”, insiste la dirección de Vox. “Nunca tememos unas elecciones y tampoco tememos que el PP tome la decisión de ir a unas: si convocan, lo asumiremos, nos presentaremos con nuestros candidatos y, sobre todo, con nuestras ideas”, advierte Abascal. Un discurso cambiante sobre Vox Es significativo que Vox haya designado a uno de sus dirigentes más radicales, Ignacio Garriga, como negociador para escoger a un sustituto de Mazón en la Comunitat Valenciana. Recientemente, Garriga acusaba directamente al PP de ser el responsable de que “España esté sumida en una invasión de inmigración ilegal”. “Los españoles son conscientes de quién es culpable y es el PP”, remarcó. Abascal, por su parte, ha llegado a responsabilizar al PP “y sus terminales mediáticas” de supuestos ataques que han padecido sus dirigentes en las últimas semanas, por “repetir”, según él, “los mensajes de demonización que promueven y justifican esa violencia”. Feijóo trató de sentar doctrina sobre la relación con Vox el pasado mes de julio durante la clausura del congreso de su reelección. El líder de la oposición prometió no hacer un “cordón sanitario” a la ultraderecha, pero sí dijo “querer” gobernar en solitario. La satisfacción en su equipo era total porque pensaban haber zanjado la cuestión de forma definitiva. Pero ambas aseveraciones quedaron viejas rápidamente. El deseo expresado por Feijóo está lejos de poder cumplirse, según las muchas encuestas que se publican cada semana. A la vuelta del verano, el PP elevó el tono contra Vox y ambos partidos entraron en confrontación directa, aunque, a la vez, Feijóo aceleró en la asimilación de sus propuestas y discursos. Ante la negociación en la Comunitat Valenciana y el ciclo electoral que se avecina, Génova 13 ha vuelto a moderar su discurso sobre la extrema derecha a la que necesita para sustituir a Mazón y de la que previsiblemente dependerá para gobernar comunidades y ayuntamientos en un futuro cercano.