La inteligencia artificial ha dado un paso significativo en su aplicación espacial. Un equipo de investigación de la Universidad de Würzburg (JMU), en Alemania, logró por primera vez que un satélite sea completamente controlado por una IA mientras se encontraba en órbita. Este logro, conseguido mediante el nanosatélite InnoCube, marca un punto de inflexión hacia sistemas espaciales verdaderamente autónomos.Durante una ventana de comunicación del 30 de octubre de 2025, el satélite ejecutó una maniobra completa de orientación usando inteligencia artificial. La IA dirigió los ruedas de reacción del satélite para modificar su orientación desde una posición inicial hasta otra predeterminada. La operación fue exitosa y se repitió en varias ocasiones, lo que demostró la robustez del sistema.Qué es el control de actitud y por qué importaEn el espacio, mantener la orientación de un satélite es tan crucial como su órbita. Este proceso, conocido como control de actitud, evita que los satélites giren sin control y permite que sus instrumentos, como cámaras o antenas, apunten hacia objetivos específicos. Hasta ahora, este tipo de control requería algoritmos preprogramados y ajustes manuales extensivos.Con el proyecto LeLaR («Lernende Lageregelung» o Control de Actitud Aprendido), los investigadores de JMU apostaron por una solución innovadora: un controlador basado en aprendizaje profundo por refuerzo (DRL por sus siglas en inglés). Este enfoque permite que la IA aprenda por sí misma la mejor estrategia de control mediante simulaciones realistas, sin depender de reglas fijas programadas por humanos.Ventajas del enfoque con aprendizaje por refuerzoEl método de DRL reduce de forma radical el tiempo de desarrollo. Tradicionalmente, afinar un controlador de actitud podía llevar a los ingenieros meses de prueba y error. En cambio, este nuevo sistema automatiza ese ajuste y puede adaptarse a cambios imprevistos en el comportamiento real del satélite, algo que resulta clave en el espacio, donde no hay margen para errores ni para intervenciones humanas directas.El entrenamiento de la IA se llevó a cabo en la Tierra mediante simulaciones de alta fidelidad. Luego, el controlador fue transferido al satélite real. Este traspaso representa uno de los grandes desafíos conocidos como Sim2Real: conseguir que lo aprendido en un entorno virtual funcione sin fallos en el entorno físico, donde las condiciones pueden ser impredecibles.Un paso más hacia la confianza en la IA espacialDemostrar que un satélite puede ser dirigido de forma segura y precisa por una IA es más que un logro técnico; es una declaración de confianza. Como señala el profesor Frank Puppe, este éxito allana el camino para que la IA sea aceptada como una herramienta confiable en aplicaciones espaciales críticas, donde el error no es una opción.El desarrollo fue parte de una colaboración con la Universidad Técnica de Berlín, utilizando el satélite InnoCube como plataforma experimental. Esta colaboración también permitió probar otras tecnologías, como el sistema SKITH (Skip The Harness), un bus satelital inalámbrico que elimina la necesidad de cableado interno. Esto reduce tanto el peso como los posibles puntos de falla.Por qué esto es tan relevante para el futuro espacialEn las misiones de exploración planetaria o de espacio profundo, donde las señales tardan minutos u horas en llegar desde la Tierra, no hay posibilidad de hacer ajustes en tiempo real. Ahí es donde los sistemas autónomos entran en juego. Poder contar con satélites que se autogestionen, que se adapten a cambios o fallos sin esperar instrucciones, podría ser la clave para que estas misiones sean viables y seguras.El equipo de JMU no solo demostró que esto es posible, sino que lo hizo en condiciones reales. El sistema no solo funcionó en simulación, sino también ante los retos del espacio, lo cual convierte a este experimento en una validación sin precedentes de esta tecnología.Lo que sigue en esta línea de investigaciónTras este éxito, el grupo LeLaR ya planea nuevas pruebas con escenarios más complejos y exigentes. El objetivo es expandir la tecnología a otras plataformas y mejorar la capacidad de respuesta de los satélites frente a imprevistos, como puede ser una colisión con escombros espaciales o una avería interna.El profesor Sergio Montenegro lo resume claramente: “Estamos frente a una nueva clase de sistemas de control satelital: inteligentes, adaptativos y capaces de aprender”. Esta afirmación no es futurista, sino que se basa en hechos demostrados en órbita.Esta tecnología podría también reducir los costos y el tiempo de desarrollo de futuras misiones, al prescindir de largos procesos de calibración y de intervención humana en tareas rutinarias. Con ello, se abre una nueva etapa en la que los satélites podrán tomar decisiones propias de forma segura y eficiente.La noticia La inteligencia artificial logra controlar satélites en órbita: un hito para la autonomía espacial fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.