Un desagradable incidente en uno de los dos establecimientos que Andrea Vignali regenta en Australia -víctima de los cacos- estuvo a punto de impedir que viajar a Valladolid para participar en el IX Concurso Mundial de Tapas . Por eso, al chef de origen italiano haber ganado le resulta el doble de satisfactorio. «Estoy borracho de alegría», ha dicho entre risas nada más comenzar su intervención, antes de ponerse delante de los fogones de la Escuela Internacional de Cocina ha elaborar el bocado que le ha llevado al pódium en la novena edición de este certamen mundial. El cocinero, al frente del establecimiento australiano 'Al Dente Enoteca', ha confesado haberse sentido «sorprendido» por ver a una ciudad entera durante una semana «volcada en la cocina». También, que tuvo bien claro desde el principio que su elaboración debía tener «algo» a lo que la gente no le resulte fácil acceder en España: «Traer carne de canguro a un sitio donde no se suele comer me parecía especial». Es la base de 'Humo bajo la tapa', un consomé ahumado de canguro bajo una tartaleta de carne del mismo animal cortada a mano y jamón ibérico. En su intervención, el chef ha detallado cómo fue el proceso para llegar a la tapa ganadora. «Siempre que empiezo a pensar en un plato me voy a lo tradicional. Es lo que me dará una idea para luego enfocarme en el sabor», ha comentado. Con ese objetivo comenzó a pensar en una elaboración que uniese Australia, donde lleva asentado desde hace tiempo, con Italia, su país de origen. Del primer país tuvo claro que debía elegir la base del plato: «El canguro es una carne sostenible y era algo que aquí no se conoce, así que me pareció lo suficientemente significativo». «Lo siguiente era la parte visual», así que viajó durante un tiempo por Italia hasta dar con el stick tartar ideal, «aprendiendo de todos sus defectos y de todas su virtudes». Aún así, ha considerado que lo más importante de su tapa es «el consomé conseguido», lo que le ha costado más de una semana de trabajo y «es donde está el sabor real». Por ello, para degustarlo recomienda primero comer la tapa y después beber el caldo, «una mezcla que es impresionante» y que el día de la final le deparó alguna anécdota «curiosa», ha confesado. Al estar ahumado, «Paco Morales -presidente del jurado- pensó que era hielo seco y que no se podía beber», a lo que Andrea reaccionó rápido diciendo que sí que era posible y que de hecho debía hacerlo: «¡Mi mujer me hubiera matado si después de tanto tiempo de trabajo no lo hubiera hecho!», bromeó. El resultado ya se sabe: el bocado fue elegido en la noche del miércoles como el mejor entre los dieciséis participantes que compitieron en la Cúpula del Milenio.