Antonio López, superviviente de dos accidentes de tráfico: "Sin el casco, estaría tetrapléjico o muerto"

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La vida puede cambiar en un segundo. Inesperadamente y de la forma más cruel. “Todavía tengo pesadillas y han pasado más de veinte años. No estamos preparados mentalmente para esto”. Son las palabras de Antonio López Macías, un sanluqueño de 49 años que ha sufrido dos accidentes de tráfico.Este superviviente siente impotencia al pasar por las zonas de su tierra donde ocurrió todo. Recuerdos fatídicos de aquellos sucesos que le han dejado graves secuelas. En este 16 de noviembre, Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, que se celebra el tercer domingo de este mes, cuenta su historia a lavozdelsur.es para concienciar.El mes de agosto de 2003 quedó grabado en su retina. Circulaba con su hermano por la glorieta de América, la rotonda del cementerio conocida por ser “muy peligrosa”. Él iba en el asiento de atrás. Un camión entró, no vio el vehículo y se lo llevó por delante. “Creía que habíamos pasado y nos dio un golpe por detrás. Me movió toda la columna entera”, explica Antonio, al que le dieron un 68% de grado de discapacidad. Su hermano salió ileso, pero él, padece cervicalgia y lumbalgia desde entonces.Su rutina dio un giro. Tuvo que dejar su trabajo como jardinero autónomo, también el ciclismo y la natación, y centrarse en su recuperación. Dos años después, cuando ya se encontraba con fuerzas para retomar su actividad laboral, otro acontecimiento volvió a zarandearle.López sufrió otro accidente que casi no cuenta. “Había pasado la rehabilitación, estaba ilusionado otra vez”, comenta el sanluqueño, que había vuelto a conducir. El 18 de diciembre de 2005 se dirigía en moto a una entrevista de trabajo para ocupar un puesto de mantenimiento en un instituto cuando un coche lo arrolló. “Salí de un accidente y me metí en otro”, dice con un hilo de voz.Antonio comparte su historia para concienciar.   JUAN CARLOS TOROOcurrió a las 16.30 horas de aquel domingo, en el cruce del cuartel de la Guardia Civil de Sanlúcar. “Vi un coche blanco, estaba parado, yo aceleré, pero él aceleró y sentí un golpe. Salí por los aires y me di contra el bordillo de la acera. Lo recuerdo borroso, vi la cara de una mujer rubia y luego estuve dos horas y media tirado en la carretera hasta que me llevaron al hospital”, relata.Antonio está vivo de milagro. Aunque el accidente le causó una fractura en la pierna izquierda y luxación de la tibia y el peroné. “Tuve suerte entre comillas, si no llego a tener el casco, estaría tetrapléjico o muerto. El casco me salvó”, reconoce. Para él fue doloroso saber que el conductor que impactó contra él dio positivo en la prueba de alcoholemia y en la de sustancias estupefacientes.Ya en el hospital le quitaron el casco y le intentaron recolocar el pie. “Cuando me quitaron los zapatos, el pie cayó literalmente, tuvieron que reconstruirlo”, dice el sanluqueño, que hace un gran sobreesfuerzo para caminar y siente un gran dolor. Toma pastillas para aliviarlo. Su pie está fijo, no puede girarlo, y su pierna izquierda, completamente inmovilizada.Antonio López ha podido volver a conducir al cabo de los años.   JUAN CARLOS TOROSegún explica, consigue andar “con el hueso de la pierna” y asegura que “los médicos no saben ni cómo ando”. Además, después del accidente estuvo un año y medio vomitando sangre, algo que ocultó para no preocupar a la familia.A lo largo de todos estos años, Antonio ha sacado una fuerza extraordinaria para salir adelante. Desde 2012 trabaja en el servicio de atención a las personas con movilidad reducida (PMR) en el Aeropuerto de Jerez. En su puesto, comparte su vivencia con muchas personas que han pasado por situaciones similares. “Nos llevamos horas hablando, nos animamos, nos desahogamos e incluso lloramos juntos. Ser discapacitado es muy duro. La sociedad y las instituciones no están preparadas para el mundo de la discapacidad. Nadie te comprende, solo las personas que han pasado por ahí”, expresa.Esa incomprensión le pesa a Antonio en su día a día. Reconoce que es lo que peor lleva, además del dolor permanente que siente en su pierna. Actualmente, cuenta con ayuda psicológica para afrontar esta realidad que le sigue azotando. “Perdí amistades, familia, todo… Te sientes tan impotente que muchas veces deseas haberte quedado en el sitio”, dice este hombre que tuvo “varios sustos” tras el accidente y que también ha perdido a amigos suyos en siniestros viales.El sanluqueño sufrió el segundo accidente cuando iba a una entrevista de trabajo.   JUAN CARLOS TOROEcha de menos correr con sus hijos o montar en bicicleta, pero las secuelas se lo impiden. Esas que le han llevado a estar años sin dormir en paz. Un tiempo en el que se ha adaptado y en el que se ha topado con multitud de obstáculos como la escasa accesibilidad en las ciudades o la falta de aparcamientos para PMR.“Es muy duro, ojalá nadie tenga que sufrir lo que he sufrido yo”, comenta con la esperanza de que los conductores tomen más precaución en la carretera. Él mira la vida con otro prisma y, a pesar de las circunstancias, saltea los baches con una sonrisa. Siempre está dispuesto a colaborar, a contar su historia en centros educativos y a concienciar sobre la diversidad de capacidades. Incluso logró que instalaran un baño adaptado en el colegio de sus hijos.La seguridad vial, una asignatura pendientePara él, la asociación a la que pertenece es un apoyo. “Ellos son los que pueden comprenderte y ayudarte”, dice refiriéndose a STOP Accidentes. Esta Asociación de Ayuda y Orientación a los Afectados por Accidentes de Tráfico vela por la movilidad segura, sostenible, saludable e inclusiva.Fue creada en el año 2000 por familiares y amigos de víctimas mortales en accidentes para ofrecer atención integral, orientación, apoyo psicológico y asesoría jurídica y social a las personas afectadas. Aunque su sede central está en Madrid, tiene delegaciones por toda España. Desde la organización trasladan que queda mucho por hacer para que el número de víctimas sea cero. Según datos de la DGT, el año 2024 concluyó con 1.154 fallecidos en las vías interurbanas de España. En Andalucía, en el primer semestre de este año se registraron 115 fallecidos.“Nuestra movilidad ha cambiado a lo largo de estos años, y, sin embargo, la seguridad vial sigue siendo la asignatura pendiente de toda la sociedad”, sostiene la asociación que demanda que esta entre a formar parte de un Pacto de Estado. De esta forma, cumpliría con los ODS de la Agenda 2030 y las Estrategias de Seguridad Vial 2030 DGT.Entre las acciones que propone STOP Accidentes se encuentra crear una línea telefónica para todas las víctimas, una Secretaría de Estado o Agencia de movilidad y Juzgados especializados en delitos viales.