Un español explica cómo funciona la policía en Japón: «En cada esquina hay una miniestación...»

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Japón es, desde hace décadas, uno de los países más seguros del mundo. Y aunque buena parte de esa realidad responde a factores culturales, el modelo policial también juega un papel importantísimo. Pero, ¿Cómo exactamente? Sobre este tema ha hablado recientemente David, un joven español y CEO de rutasjapon.com que se dedica a preparar itinerarios turísticos por el país nipón. En uno de los vídeos más recientes de su cuenta de TikTok, explica cómo funciona realmente la policía japonesa y por qué sorprende tanto a los extranjeros que viajan por primera vez. Según cuenta, la base del sistema policial japonés se entiende mirando uno de sus elementos más característicos: los koban. «Esto que veis a mis espaldas es la típica oficina de policía de Japón», comenta mientras señala un pequeño edificio junto a la calle. Estos koban son minicomisarías repartidas por prácticamente cualquier esquina, y funcionan como un punto de ayuda inmediata. Son accesibles, familiares y no intimidan; al contrario, están pensados para que cualquiera pueda acercarse a pedir orientación o apoyo. David recuerda que, a diferencia de España, donde un barrio o incluso un pueblo entero puede tener una sola comisaría, en Japón la red es infinitamente más densa. Los vecinos conocen a los agentes y los agentes conocen a los vecinos. En zonas rurales, en cambio, predominan los 'chuseisho', pequeñas dependencias donde el policía vive dentro del propio edificio. Estos puestos funcionan no solo como base operativa, sino como referencia diaria para toda la comunidad. David explica que estos espacios sirven para absolutamente todo: desde denunciar pequeños robos hasta recuperar objetos extraviados. Para un extranjero, el primer lugar al que acudir si pierde el móvil, la cartera o incluso el pasaporte es un koban. Y funciona, pues Japón tiene una de las tasas más altas del mundo en devolución de objetos perdidos, superando el 70 %. El propio término koban tiene su historia. Proviene de kotai + ban, que podría traducirse como «alternativa de vigilancia». En origen, eran puestos desde los que los policías hacían guardias. Con el tiempo, el concepto evolucionó hasta convertirse en estos pequeños centros de apoyo ciudadano que hoy se integran en la vida diaria de los barrios japoneses. Y, al ser Japón uno de los países más seguros del planeta, surge la pregunta: ¿qué hacen entonces los policías todo el día? La respuesta es sencilla. No están deteniendo delincuentes a todas horas. Su labor principal es la asistencia: dar indicaciones, ayudar a personas desorientadas, recoger objetos perdidos o recibir aquellos que los ciudadanos encuentran en la calle.