La generación Z toma las calles

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Este sábado 15 de noviembre habrá otra marcha convocada por la llamada generación Z, jóvenes que nacieron entre 1997 y 2010. Forma parte de un fenómeno global que combina organización digital, hartazgo y un símbolo inesperado, la bandera pirata de One Piece.Empezó como protesta contra la censura en Nepal y terminó conectado a movilizaciones en tres continentes. Hoy llega a México en medio de sospechas, burlas oficiales y dudas sobre su origen.ORIGEN INTERNACIONALEl primer gran estallido ocurrió en Nepal cuando el gobierno intentó restringir redes sociales. Jóvenes organizados en TikTok y Discord salieron a las calles. Usaron la calavera con sombrero de paja como emblema de desafío al poder. Esa movilización frenó la censura y forzó la renuncia del primer ministro.El ejemplo se extendió a Filipinas, Kenia, Paraguay, Serbia, Perú y Marruecos. En Perú, la presión juvenil se mezcló con descontento social y contribuyó a la destitución de la presidenta Dina Boluarte.En Madagascar, los jóvenes protestaron por apagones y corrupción. Un sector del Ejército los respaldó y el presidente huyó. En Marruecos, miles exigieron mejores servicios públicos y reformas sociales.El impacto es evidente. La generación Z ya ha derribado gobiernos o los ha obligado a corregir el rumbo.CONVOCATORIA MEXICANAEn México el movimiento apareció en redes a mediados de octubre. La convocatoria se aceleró tras el asesinato Carlos Manzo, alcalde de Uruapan. Los organizadores, de distintos espectros ideológicos, dicen ser apartidistas. Aseguran que buscan visibilizar la inseguridad y pedir justicia. Que no hay líderes definidos ni estructura formal. Se presentan como jóvenes hartos.Antes del 15 de noviembre ya hubo una marcha. El 8N unos 300 jóvenes caminaron del Ángel al Zócalo. No los dejaron llegar. También hubo movilizaciones menores en otros estados. En todas insistieron en lo mismo. No somos de partidos. No nos pagan. No nos representan los políticos.REACCIÓN OFICIALSheinbaum señaló que la convocatoria era impulsada por bots. También afirmó que la marcha no era genuina y que detrás había intereses extranjeros, empresarios como Ricardo Salinas Pliego, partidos de oposición o grupos como Salvemos la Democracia. La estrategia fue investigarla y desacreditarla.Días antes, Palacio Nacional fue cercado con vallas. El mensaje fue doble. Se respeta la protesta, pero la consideramos violenta. Esto se combinó con un discurso que ridiculizó a quienes respaldaron la convocatoria. Para el gobierno, si la apoyan actores ajenos a la generación Z deja de ser auténtica.Ese argumento es débil. Una marcha no pierde legitimidad por la edad de quienes participan. Las causas no tienen límite de edad. La inseguridad afecta igual a jóvenes y adultos.Que oportunistas se cuelguen de la movilización no significa que la controlen. Tampoco cancela la indignación original. En Perú y Marruecos se sumaron colectivos diversos y eso fortaleció las exigencias juveniles. Lo relevante es el reclamo de fondo, no quién lo respalda.EL LLAMADOUn gobierno democrático tiene tres tareas básicas. Escuchar, garantizar y responder. Escuchar el mensaje sin ridiculizarlo. Garantizar el derecho a protestar sin intimidación. Responder con políticas y no con sospechas. Investigar delitos es válido. Investigar marchas no.El 15 de noviembre medirá qué tan dispuesto está el gobierno a convivir con el disenso. Si la generación Z exige ser vista y tomada en serio, lo mínimo es atender el mensaje en vez de perseguir al mensajero.EL DATO INCÓMODOEl nuevo Comité de Ética de San Lázaro admitió que no puede sancionar a diputados por faltistas o por conductas como las de Cuauhtémoc Blanco, quien jugó pádel en horario laboral. A lo mucho, una “amonestación privada”.The post La generación Z toma las calles first appeared on Ovaciones.