Llora el Espanyol, donde se convirtió en leyenda y en el entrenador más joven que vio la Primera División. Llora Bolivia, donde era un semidiós por conducir a su selección al Mundial de 1994 y donde echó profundas raíces. Llora Azpeitia, la localidad guipuzcoana que le vio nacer, y todas aquellas ciudades y países, numerosos, que le fueron acogiendo durante sus 72 años de vida. Llora el mundo del fútbol en general por la pérdida de la bonhomía de un hombre pegado un bigote. Lloran porque Xabier Azkargorta ha muerto.Seguir leyendo....