#ZNCine – Crítica de Un Fantasma en la Batalla, de Agustín Díaz Yanes

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Dirección: Agustín Diaz Yanes.Guion: Agustín Díaz YanesMúsica: Arnau Bataller.Fotografía: Paco Femenía.Reparto: Susana Abaitua, Andrés Gertrúdix, Iraia Blas, Raúl Arévalo, Ariadna Gil, Almagro San Miguel, Jaime Chávarri, Mikel Losada, Eduardo Rejón, Iñaki Balboa, Diego Paris, Antón Soto, Eneko Sáenz y otros.Duración: 105 minutos.Productora: Basoilarraren Filmak, J.A. Bayona, Belén Atienda y Sandra Hermida.Nacionalidad: España.Quince años. Tres lustros enteros han pasado desde que ETA firmara el alto al fuego con el Estado Español, poniendo fin a su batalla, dejando de inundar las calles de nuestro país de muertos inocentes.Durante mucho tiempo, hablar de ETA en este país si bien no ha estado censurado directamente, no se ha considerado de buen gusto, siendo un tema en el que era mejor que la ficción audiovisual no entrara. Y ello a pesar de la existencia de grandes películas como Yoyes, película del año 1999 dirigida por Helena Taberna.Sin embargo, con el paso de los años, ese tabú autoimpuesto ha finalizado, existiendo grandes obras como Maixabel, la serie Patria basada en el libro homónimo, o incluso comedias como Fe de Etarras.Pues bien, Un Fantasma en la Batalla es la nueva apuesta de Agustín Díaz Yanes, director conocido por películas como Alatriste, Oro, Sin Noticias de Dios o Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto que dirige esta película directa para Netflix (estrenada en tan solo unos pocos cines escogidos) y con producción de nada más y nada menos que J.A. Bayona, en la que nos mete de lleno en la Operación Santuario.La Operación Santuario fue la denominación que se le dio a la batalla llevada a cabo por la Guardia Civil en colaboración con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Sur de Francia mediante la cual entre la década de los noventa y los primeros años del Siglo XXI, se colocaron agentes infiltrados dentro de la banda terrorista con el fin de conocer la ubicación de los zulos en los que ETA guardaba la mayor parte de las armas y explosivos con los luego cometía sus infames atentados.Pues bien, en ese contexto, Un fantasma en la batalla narra la historia de Amaia (Susana Abaitua), una agente andaluza de la Guardia Civil que acepta la misión de infiltrarse dentro de ETA con el fin de destruir desde dentro a la banda terrorista.Para ello, Amaia viaja desde su Sevilla natal hasta Guipúzcoa, previo entrenamiento para disimular su acento natal, aprender euskera y lograr mediante un perfil fabricado por sus superiores un puesto de profesora en una Ikastola.Allí, conocerá a Begoña (Iraia Elías), otra de las profesoras del colegio cuyo marido está en prisión por sus delitos cometidos por ETA y quien a todos los efectos lidera al comando de la zona dentro de la banda terrorista.La película discurre a través de varios años, más o menos los que duró la Operación Santuario, mostrándonos poco a poco como ETA está cada vez más perjudicada, siendo por ello más peligrosa y como Amaia cruza cualquier límite con tal de cumplir con su misión y lograr llevar su batalla contra ETA a buen término.En ese sentido, estamos ante una película que al margen de que narre una historia real pero ficcionalizada y con muchas licencias sobre el fin de ETA, no por ello deja de hacer un buen trabajo como película, manejando perfectamente la tensión y el suspense que todo thriller policiaco de este tipo debe tener.Sin embargo, si tuviera que ponerle alguna pega al guion, sería sin duda el hecho de que los primeros quince minutos de la película son muy frenéticos, debiendo el espectador de suspender su incredulidad y asumir que Amaia se ha infiltrado con éxito dentro de ETA prácticamente nada más llegar a País Vasco.En cuanto al reparto, tanto Susana Abaitua como Amaia, como Iraia Elías como Begoña realizan un gran trabajo que hace resultar muy creíbles sus actuaciones, siendo también destacable el papel de Andrés Gertrúdix como Comandante de la Guardia Civil que da órdenes a Amaia o el de Raúl Arévalo como un miembro de ETA que ya desde el inicio sospecha de la protagonista, sin olvidar la actuación estelar de Ariadna Gil como uno de los mandos de la banda.La banda sonora, llevada a cabo por Arnau Bataller, sin ser nada destacable, cumple perfectamente con su función, al tiempo que tenemos una fotografía igualmente cumplidora que si bien no resulta especialmente reseñable tampoco requiere que sea superior dado el tipo de película directa para Netflix ante la que estamos.En cuanto a Dirección, Agustín Díaz Yanes (que también guioniza la película) realiza un muy buen trabajo, sabiendo perfectamente dónde y cómo colocar la cámara, logrando en no pocas ocasiones que el ritmo frenético de la misma llegue a nosotros como espectadores.Una película que sin ser de aquellas que cambia la vida del espectador, resulta muy entretenida, al tiempo que contribuye como otras similares, a poner fin al silencio elegido en lo relativo a realizar obras artísticas que utilicen a la banda terrorista ETA como parte de su argumento.