Un ex seminarista busca el amor en 'First Dates' tras abandonar los estudios para ser cura: «Me gustan latinos y árabes»

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En un fin de semana en Madrid, Cristóbal (30) se enamoró de un compañero de estudios. Nada particular si no fuese porque en ese momento cursaba formación en el seminario en Salamanca. Pero, siguiendo el precepto de que «los caminos de Dios son inescrutables», decidió abandonar su sueño de ser sacerdote. Y acabó con el corazón roto. «Esa persona se dio cuenta de que yo no era lo que esperaba, que se había confundido. Yo quería algo con él, de hecho, le iba a proponer salirnos de allí», relató este jueves 13 de noviembre dejando boquiabierto al equipo de 'First Dates '. Actualmente Cristóba l trabaja de teleoperador en la capital, mientras que el hombre que le provocó mal de amores se ha convertido «en un pijo tonto de Abogados Cristianos», como ha podido averiguar en las redes sociales del susodicho. Él, por su parte, en esta nueva etapa de su vida ha conocido un montón de chicos, si bien todos estaban de paso o de turismo. Y es que el jienense los busca extranjeros. «Me gustan latinos y también árabes. Pero no de Marruecos, sino de Emiratos, que son…», comentó, relatando después en privado los detalles más íntimos de una noche loca en una discoteca en la que conoció a un emiratí y «terminamos cayendo los dos». 'First Dates' lo emparejó con José Carlos (32), profesor y capillita sevillano, a quien Cristóbal recibió con un intento de baile sexy. La sorpresa no tuvo el efecto esperado en su cita: al verlo solo pensó «'tierra trágame'». Nada que ver con lo que experimentó el ex seminarista. En los totales, resumió lo que le pareció José Carlos con un esclarecedor «me pone». El docente lucía «pijo, con camisa y viste formal», todo lo que Cristóbal quería en un chico. Y el interés de uno versus el desinterés del otro, se trasladó a la mesa. El de Jaén hizo todo lo posible con conectar con su pretendiente. Le contó para romper el hielo que iba para sacerdote, hasta que se dio cuenta a tiempo de que no era su camino. Ante tal revelación, José Carlos llegó a la conclusión de que el «celibato no lo llevó muy a rajatabla» en el seminario. Una vez en la mesa, Cristóbal se lanzó directamente a preguntarle a su cita sus primeras impresiones. «¿Qué te he parecido? Cuando me has visto bailando pensaba que te ibas a ir por la puerta», apuntó. El soltero sevillano echó balones fuera con un ambiguo «cosas peores he visto ya». La auténtica opinión que le merecía su cita se la guardó para el momento de charlar con el equipo del restaurante. «No valgo para decirle a nadie 'quillo, que no me gustas, paso de ti'. Eres feo de cojones, no hay por donde cogerte», soltó, sin filtros. José Carlos continuó sin atreverse a sincerarse con Cristóba l hasta el momento de la decisión final. Y eso que tuvo que esquivar la insistencia de él en el reservado del programa para robarle un beso en la boca. De hecho, el ex seminarista no se dio por vencido ni siquiera con la negativa del sevillano a tener una segunda cita más allá de una amistad. No descartó «que con unos vinillos de más venga detrás».