Estados Unidos no quiere perder el control de la inteligencia artificial. Por eso ha puesto 1.000 millones en manos de AMD para construir las máquinas que decidirán el futuro del conocimiento

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La supercomputación ya no es solo ciencia: es soberanía. AMD construirá dos nuevos gigantes —Lux AI y Discovery— para que EE.UU. mantenga su ventaja estratégica frente a China. Detrás de esos chips no solo hay cálculos, sino la ambición de entrenar la próxima mente artificial que gobernará la era digital.