Este domingo se celebran las presidenciales en Chile, junto a las parlamentarias, y la sombra del péndulo chileno sobrevuela los resultados. Hace 20 años, en 2006, que un presidente no le entrega el poder a un sucesor de su mismo signo político. Fue con Ricardo Lagos, socialista, que pasó la banda presidencial a Michelle Bachelet, socialista también, que había sido su ministra de Salud y Defensa. Desde entonces, izquierda y derecha han gobernado Chile intercaladamente, como si los electores -enrabiados y desconfiados- castigaran a los incumbentes y siempre apostaran por un cambio. En estos comicios, por lo tanto, todo parece indicar que los vientos corren a favor de las derechas, aunque no de cualquiera: de la ultra de José Antonio Kast, que corre como favorito para quedarse con la Presidencia 2026-2030. Seguir leyendo